CAPÍTULO 4

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El vuelo se hizo más corto de lo que creía. Dormí un buen rato y luego me dispuse a mantener una conversación con mi compañero de fila para calmar mis nervios. Venía desde Italia por negocios. Se llamaba Adolf y me contó lo mucho que viajaba por su trabajo. Había recorrido casi todo el mundo en menos de cinco años. Me dio algunos consejos para la Universidad que tendré muy presente, así que para acordarme los apunté en mi agenda mientras él dormía. Cuando menos me di cuenta, ya íbamos a aterrizar. El barrio donde me iba a instalar no era el distrito universitario. Mi madre quiso que me instalara en uno de las afueras aunque me pillara lejos de la Universidad. Parecía muy lujoso y extremadamente caro. Estaba cerca del Volunteer Park, así que por lo que investigué por Internet, tenía demasiada buena pinta. En ese barrio vivían muchos estudiantes de Universidad, fundamentalmente. Por eso, cuando llegaba alguien nuevo al barrio, mandaban al aeropuerto a un estudiante residente allí para ir a buscar al nuevo integrante. No era algo que se hiciera siempre por reglas estipuladas, pero mi madre quiso contratar ese servicio para no perderme el primer día en mi nueva ciudad. Tenía mucho miedo de que no viniera nadie a por mí. Que se hubieran confundido de día, hora... Y tuviera que ingeniármelas para saber dónde estaba mi casa. "Mi casa". Por más que repetía esas dos palabras en mi cabeza, no paraba de sonarme muy raro. Siempre había querido probar a vivir yo sola. Ver cómo me las apañaba. Me parecía toda una aventura. Y cuando surgió lo de la Universidad, tuve claro que lo de las residencias no iba conmigo.

Cuando llegué a la salida del aeropuerto, había una gran cinta de seguridad y muchos familiares y amigos esperando a los viajeros. Empecé a mirar buscando entre todos ellos, y no vi a nadie con un cartel de la SU o con mi nombre. Esperé media hora sentada en un banco cerca de la salida a que alguien viniera a recogerme. Tenía demasiado equipaje como para intentar ingeniármelas por mi misma. Seguí esperando hasta que de repente aparece una chica de pelo rojo y llena de perforaciones en la cara que se dirige hacia todos los viajeros que se encuentran en la sala preguntando por mi nombre. Creo que ha llegado mi salvavidas:

-Hola, disculpa. Creo que estás buscando a Lisa Thomson. Aquí estoy. ¿Vives en Volunteer Park o eres de la SU? –hasta yo me doy cuenta del tono de alivio que pongo en mi pregunta.

-Por dios, tía. Al fin te encuentro. Sí, las dos cosas. Vamos a ver si la próxima nos organizamos mejor, porque llevo buscándote media hora por todo el aeropuerto, tronca. –su voz suena ronca y autoritaria. Me molesta algo la forma en la que se expresa, pero intento omitir esos detalles y dejarlo pasar.

-Esto... lo siento. Vaya, pensaba que debía esperar en l...

-Eh, sin problema- ríe a carcajadas. –Te estaba tomando el pelo, tranquila. Ya te acostumbrarás a mis bromas. Además, he sido yo la que he llegado tarde. En realidad soy un desastre organizándome. Llevo aquí un buen rato, pero vi un piercing que molaba mazo en la tienda de aquí, a dos cuadras. Y me lo estaba haciendo. ¿Qué dices, te gusta? Dolió mazísimo, así que espero que al menos haya valido la pena. –señala un pendiente en su ombligo.-Por cierto, tu no tienes tatuajes ni piercings...Así que ya te haremos uno pronto. No sé como lo haces, ¿eh? Porque yo no aguanto ni dos meses sin sentir la aguja en mi piel. Es doloroso pero muy satisfactorio a la vez. –habla sin parar. Parece agradable, aunque a la vista está que somos muy distintas. Soy demasiado sensible al dolor como para tatuajes, piercings... así que nunca me he planteado ponerme ese tipo de cosas en el cuerpo. Además, no creo que sea muy estético. Pero la verdad es que a ella le quedan bien.

-Eh...No sé, la verdad que no me veo mucho con eso en mi piel... Pero a ti te quedan "guay". –respondo sin saber muy bien qué decir. Acabo de decir guay y no me ha mirado raro. Quizá deba de hablar algo más vulgar, menos formal en esta ciudad. Tampoco me ha mirado mal ni nada por decir una palabra informal, así que no creo que pase nada.

-Tranquila, es el principio. Suele pasar. No ves que está hecho para ti hasta que empiezas y no puedes parar. Por cierto, mi nombre es Sophie. Te va a encantar Seattle, y la casa aún más. Es la hostia. Y enorme.

Llegamos al aparcamiento y me dirige a un seat verde. Tiene pinta de ser antiguo y haber andado bastante con él. Me ayuda con las maletas. Tiene mucha más fuerza que yo. Quizá va a un gimnasio, le diré que me aconseje uno. Tiene pinta de que quizá hacemos buenas migas. Cuando subo al asiento del copiloto, respiro un aire a comida y droga de lo más asqueroso. Recuerdo el ambientador de lavanda de casa de mi padre que olisquee esta mañana al despertar. Quizá cuando conozca más a Sophie la regale uno. Así no creo que atraiga a muchos chicos a su coche. Aunque creo que ya tiene novio. Hablaba de que vivía con un tal Harry. "Quizá es su hermano, Lisa. No saques conclusiones apresuradas". Se sube Sophie y arranca. Me lleva por calles llenas de curvas pero consigo contemplar un poco la ciudad. Me parece preciosa. Aquí voy a vivir mis mayores aventuras durante los próximos años. Me empiezo a imaginar a Mark y a mí paseando por el centro, hasta que la voz de Sophie me interrumpe:

-Bueno, el aeropuerto está a tomar por culo del Volunteer, así que tardaremos un rato en llegar. Aprovecha y cuéntame que es de ti. Mi vida es muy simple. Estoy repitiendo primero de economía porque la capulla de la profesora me hizo repetir por no subirme algunas décimas en dos asignaturas. ¿Tú ves eso normal? Pero bueno, no voy a enervarme mi primer día contigo. Vivo con mi novio Harry desde hace unos meses. Tampoco sé si llamarlo novio, es un colega con el que lo pasó mejor que con otros colegas. Me han dicho que estudias literatura inglesa, pero lamento decirte que mi opinión sobre el amor es que está demasiado sobrevalorado. En la vida las cosas son más simples: hay distintos tipos de colegas, con unos lo pasas demasiado bien, y con otros, lo pasas. Y bueno, poco más que saber sobre mí. Siempre he vivido en lugares distintos por el trabajo de mi padre, pero cuando llegué a la Universidad supe que me asentaría aquí por un tiempo largo. Te gustará Seattle. Bueno, ¿y qué me dices de ti?- nunca había oído a alguien tardar tan poco en resumir su vida. Una vida simple y a la vez algo compleja. No comparto para nada su visión con el amor. Quizá aún no se haya topado con la persona indicada. Esa que hace que todo tiemble a tu alrededor. Que todo se desmorone si pierdes a esa persona. Me da lástima que ella aún no haya podido vivir lo que yo con Mark. Pero bueno, somos muy jóvenes. Estoy segura de que su opinión cambiará con el tiempo.

-Bueno, me llamo Lisa Thompson, tengo 18 años y vengo de Nueva Jersey. He vivido allí toda mi vida con mis padres, pero se separaron cuando yo era una bebé y mi padre se fue a vivir a Nueva York por trabajo con su novia Sarah, que es una segunda madre para mí. A pesar de la separación, mis padres se llevan maravillosamente y eso ha hecho mi infancia muy feliz. Me encanta leer novelas clásicas y, bueno, pasar tiempo con Mark, mi novio. –intento relatar mi vida con la misma rapidez que ella lo hizo minutos antes, aunque no sé si lo consigo.

-Vaya, tía. Dejas lo mejor para el final. Así que Mark, ¿eh? Y cuéntame, ¿qué tal con él? –pregunta con un tono de voz cómico a la vez que misterioso. La pregunta me recuerda que no le he escrito nada después de coger el avión, igual esta preocupado. Pero estoy tan sumida en la conversación con Sophie, que prefiero escribirle después. Al fin y al cabo, él tampoco atendió ayer mis llamadas.

-Llevamos un año juntos. Entró al instituto y bueno, nos enamoramos y somos muy felices. No ha venido porque es pescador, y tenia un cursillo en Boston de dos semanas. Pero pronto vendrá a visitarme.

-Espero conocerlepronto, entonces. Mientras te haremos nosotros la estancia más amena. –No séporque, pero el tono en que pronuncia esas palabras y por como me mira me hacendarme cuenta de que esto no va a ser tan difícil como yo esperaba. 

HILO ROJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora