Mudanza

49 1 0
                                    

─Señorita Amber, la llama el jefe.

─Okey Sophie, gracias.

Me levanté de la mesa donde estaba tomando café con mis compañeros y terminé lo que me quedaba de un sorbo.

─Suerte en tu próximo trabajo. ─dijo Susan, una de las más veteranas de la empresa.

Crucé el largo pasillo de la oficina hasta la puerta más imponente del lugar. Toqué un par de veces y escuché un "adelante" desde el interior de la estancia. Empujé la pesada puerta quedándome ante un hombre imponente y trajeado. Felipe había sido mi jefe desde que entré en la empresa hace ya dos años.

─Toma asiento, por favor. ─dijo con una voz grave e imperativa. ─Tengo un nuevo trabajo para ti. Uno que probablemente marcará tu carrera en el mundo del espionaje.

Me entregó una carpeta llena de documentos, datos sobre el objetivo e informes varios.

─Todo lo que debes saber está en esa carpeta. Lo que si te puedo adelantar es que realizarás una misión de infiltración en Nueva York. Tu avión sale el próximo lunes a las 6:30 a.m.

─¿Tiempo de duración estimado de la misión?

─No es seguro, pero deberías tomártelo como un cambio a largo plazo.

─De acuerdo, gracias.

Cogí la carpeta y salí de la sala pensando en todo lo que debía preparar para mudarme aquel lunes. Inmediatamente después, recogí mi portátil y las cosas de mi escritorio.

Al salir de las oficinas, el cálido aire de California golpeó mi cara con suavidad. Me puse los cascos y pulsé "reproducción aleatoria", escuchando al instante una versión de la canción All time low por Chymes. Caminé hasta casa, pues no quedaba muy lejos de mi trabajo. Al entrar, Luna, mi compañera de piso, estaba viendo Netflix en el sofá y comiendo palomitas.

─Llegas muy pronto, ¿ha pasado algo?

─De hecho, sí. ─dije cautelosa. ─No seguiré viviendo contigo.

─¡No puede ser! Pero, ¿por qué? ─dijo con una expresión triste en su rostro.

─A mi padre le han ofrecido un puesto fijo en Nueva York, así que me mudo con él. ─mentí.

La realidad era que mi padre había fallecido hacía más de tres años, pero esto Luna no lo sabía.

─Bueno y, ¿cuándo te vas? ─preguntó aún desanimada.

─Mi vuelo sale el lunes que viene a las 6:30 de la mañana.

─En ese caso, tenemos cinco días para aprovechar al máximo. Lo que significa que nos vamos de compras. ─dijo sonriente.

Siempre me sorprendía la velocidad con la que Luna cambiaba anímicamente y la positividad y optimismo que la caracterizaban.

Pasamos toda la tarde de tienda en tienda hasta que ya no pudimos cargar más bolsas y decidimos volver a casa y cenar allí. Estábamos agotadas para poder siquiera cocinar así que simplemente pedimos una pizza a domicilio. Mientras esperábamos a que aquel grasiento manjar llegase pusimos Netflix y disfrutamos de una de nuestras comedias románticas favoritas: To all the boys I loved before.

------------------------------------------------------

La mañana siguiente despertamos temprano, cuando la luz del sol comenzó a iluminar nuestros rostros. Seguíamos en el sofá, lo que indicaba que ambas nos habíamos quedado dormidas en algún punto de la película.

Secretos de una infiltradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora