ᝰThree

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Respiró con dificultad, seguramente tenía alguna costilla desplazada o rota, sentía la sangre en su boca y su mano dolía a horrores. Las lágrimas seguían corriendo por su mejilla, apenas podía abrir su ojo derecho y sus piernas parecían gelatina. Se mantenía en aquella esquina, sollozando mientras Jimin lo veía furioso.

Llevaba varios dias volátil, cualquier mínima cosa era una golpiza asegurada. Intentó ponerse de pie pero su novio lo agarró de los cabellos haciéndolo chillar de dolor, lo empujó contra la pared y tomó con fuerza su cuello asfixiandolo. Jimin había empezado a asfixiarlo hasta que perdiera el conocimiento, era aterrador.

Era aterrador por que en vez de tener miedo de morir, por dentro, rezaba no despertar nuevamente. La cabeza de Jimin punzaba y la frustración que tenía al no poder terminar unos bocetos, era espantosa. Su pareja había colmado su paciencia.

Unas semanas habían pasado desde aquella vez que había hecho a Yoongi suyo a la fuerza, podía recordar la mirada vacía que le dirigió este y como prácticamente huyó de la habitación que compartían. El pelinegro se negaba a volver a compartir cama con Park, a quien le daba igual.

Suspiró al ver el rostro rojo de Yoongi a nada de perder la consciencia y lo soltó, su novio se colocó de pie tosiendo, sostenía uno de sus costados mientras le costaba respirar. Temeroso y aún asustado tocó su cuello, debía terminar la cena, limpió sus lágrimas tembloroso.

-Debo hacer la cena.-su voz sonaba débil y temblorosa, igual que sus manos que tapaban su rostro con nerviosismo. Jimin se quedó observándolo un largo rato, sin decir nada y con su rostro serio.- ¿Jimin?

-Realmente eres muy lento Yoongi, la cena debió estar lista hace horas, aprovechaste que estaba trabajando para descansar, ¿Crees que eso es justo? ¿Yo trabajando y tu descansado?-el nombrado cerró los ojos con una mueca en su rostro, jadeo al sentir como jalaba su cabello.- Ven, déjame llevarte a la maldita cocina y ayudarte.

Jimin lo arrastró prácticamente hacia el lugar, sentó a Yoongi en la silla y éste quedo quieto o observando como su pareja empezaba a haver la cena molesto, rara vez Jimin entraba a la cocina pero era un buen cocinero. Hace años era él quien se encargaba de las comidas y no Yoongi.

No hizo nada muy elaborado, tenia hambre desde hace varias horas y al edtar con las emociones alteradas le abría más el apetito. Se sirvió el ramen en un tazón y se sentó justo enfrente a Yoongi, no despegaba la vista de su novio mientras comía, Yoongi temblaba.

Tenía miedo de hacer algo que estuviera mal o no le gustara a su novio. Desde que Jimin lo había violado no lo veía a los ojos, no levantaba la vista y ni siquiera pensaba en enfrentarlo nuevamente, había recibido varias llamadas de su hermano, las cuales ninguna atendió por su propio bien. Llevaba semanas sin saber de algo que estuviera fuera de esas cuatro paredes.

Jimin salía temprano y lo encerraba en el departamento, solía pasar el día limpiando o cocinando, a veces, si se encontraba con algo de humor, tocaba en el teclado que tenía oculto en el armario. Luego su pareja llegaba una hora antes del horario de la cena y cerraba la puerta, no salía. No podía aunque quisiera.

Los golpes en su cuerpo y rostro sanaban lento, había motetones que estaban yéndose y otros recién hechos, su labio estaba algo hinchado y su brazo dolía. A veces le costaba respirar profundo, como si una de sus costillas estuviera desplazada, sabía bien como se sentía aquello y luego de esa golpiza de hace rato, posiblemente ni se podría acostar bien para dormir.

Sintió sus ojos cristalizarse nuevamente al ver como Jimin terminaba de comer y se levantaba, caminó sin prisa alguna para servir la comida de Yoongi. El mayor se sobresaltó cuando Jimin colocó el tazón enfrente de él.

-Come bien amor, esta será la última vez que cocinaré para ti. -su voz fue suave, como si nasa hubiera pasado minutos atrás, le aterraba esa actitud.

-Gracias Jimin.

El menor se fue de la cocina dejando a Yoongi solo, el pelinegro observaba su plato con un nudo en la garganta. No se veía capaz de comer algo, menos todo aquel plato. Su abdomen y costado dolían cada vez que respiraba, lo odiaba.

Yoongi miraba fijamente aquel plato de ramen y sintió las lágrimas deslizarse por sus mejillas, no pudo más. Gritó con todas su fuerzas mientras lanzaba lo que estaba en la mesa, rompiendo el tazón y esparciendo su contenido en el suelo.

Estaba harto de vivir encerrado y depender de Jimin.

〻Ultraviolence〻 Jimsu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora