Tal vez...

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Noche 4:
No, no, no comprendo al hámster colorado, un si o un no, suficiente es, el porque de la vergüenza , silencio, si no puedo bajar la voz, bajo mi cuerpo, encogida y tímida, más en lo escrito ni Cervantes la supera, la risa nerviosa o tus caretas, no te dedico esto a tí, si no a la inseguridad que pide avanzar.
Detesto mi voz, mis palabras, mis emociones, no, no, no puedo contenerlas y maldito el día en el que mi labia habló, ojalá poder coser mis labios  para mi vida no martirizar, para guardarlos dentro muy profundo donde nadie pueda escucharlos y morir por dentro, nada es real el todo inexistente, las hirientes lágrimas que como cuchillos rozaron mi piel, me da igual si lo lees, es lo que me quema el cuerpo, ¿Hice algo mal? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué lo complicas? No estoy molesto, tan solo cansado, agotado de perseguirme la cola, de abrir la puerta, de morderme las uñas y de tumbarme en el suelo, pues cada vez que empiezo sólo veo el fin, pero como ingenuo que soy comienzo de nuevo, no me des tiempo, no me des un lo siento, no me des la vida que yo quiero pues ahí sólo aguarda tú sufrimiento.

Memorias de una noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora