SI NO HAS LEÍDO ¿MI HERMANASTRO? MI PROFESOR. TE RECOMIENDO QUE NO LEAS LOS EXTRAS AÚN. :)
–¿Maldivas?–sugiero enseñándole un folleto a Enzo con fotos de aquel sitio.
Él como respuesta, hace una mueca:–Demasiados malos recuerdos.
Muerdo mi labio rodando los ojos y sigo mirando lugares para visitar. Enzo y yo habíamos decidido irnos a pasar el fin de semana fuera, pero no sabíamos donde.
–¿Qué tal Costa Rica?–me cuestiona esta vez él.
Cojo su móvil donde me enseña todos los rincones espectaculares que tiene aquel lugar. Asiento efusivamente sonriendo.
Enzo suelta una carcajada ante mi entusiasmo:–Sabía que te iba a gustar.
Y no exagero cuando digo que es uno de los sitios más bonitos que he visto, sus hermosas playas tropicales, su fauna...
–Y ya que estamos allí, te enseñaré a surfear–agrega Enzo pasando su brazo por mis hombros una vez me recuesto con él.
Alzo ambas cejas sorprendida:–¿Sabes surfear? Cada día me sorprendes más, Enzo.
–Y más que te vas a sorprender–dice por lo bajo aunque logro escucharlo.
Enzo roza con sus dedos la piel de mi brazo haciendo que poco a poco me vaya venciendo el sueño.
(...)
–Bienvenida a Costa Rica.–dice Enzo una vez nos instalamos en el hotel.
Nuestra habitación es una absoluta pasada, tiene estilo tropical, está decorada con muchas plantas exóticas. Habíamos decidido venir a pasar el fin de semana él y yo solos
Me quedo aún más boquiabierta en cuanto veo lo grande que es el balcón y, por si fuera poco, las espectaculares vistas que tiene.
Una de las playas más bonitas que he visto entran en mi campo de visión. El verde abunda gracias a las miles de palmeras y diferentes árboles que hay por toda la costa. Este color contrasta con el azul cristalino del mar.
Siento unas manos en mi cintura:–Veo que te gusta.
Sonrío abiertamente y deposito un beso en su mejilla como respuesta.
Me separo de él y voy en dirección a la gran cama de matrimonio que hay. Me giro hacia Enzo con tono mimoso:–Podríamos estrenarla...
Rodeo mis brazos en el cuello de Enzo y uno mis labios con los suyos. El beso es lento y sensual. Bajo mi mano hasta sus abdominales y me dispongo a bajar más pero me interrumpe.
–Ya habrá tiempo para eso, cielo.
¿Enzo rechazando tener sexo?
Hago un puchero:–Si no me quieres ya, solo dímelo.
Suelta una carcajada y deposita un beso rápido en mis labios:–No seas dramática. Es hora de cenar, ponte guapa y en cinco minutos nos vamos.
Se separa de mi y, antes de que se aleje, choco mi palma con su trasero. Enzo se gira y yo le guiño el ojo como respuesta.
(...)
Termino de colocar mis aros y me dedico una mirada en el espejo. Observo mi vestido rojo, ajustado y con escote delantero.
La puerta suena obligándome a parar de analizar mi aspecto. Enzo se asoma y en cuanto me mira, sus ojos me recorren de arriba a abajo.
