Mi madre me llama mientras lucho con comida

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Reese

ENCONTRAR ALGUIEN QUE ME entrenara fue lo mas complicado.

Intenté convencer a Nico Di Angelo, que parecía reacio a compartir su conocimiento. Insistí hasta que una pareja de zombies comenzó a perseguirme.

Luego se enteró Will, que reprendió a su novio y después a mi, diciéndome que tenía que esperar mínimo una semana para empezar a entrenar. La escena del hijo de Hades y yo arrodillados con la cabeza gacha frente al doctor mientras nos gritaba debió haberse visto graciosa desde fuera.

Siete días después, reanudé mi búsqueda.

Jesper me recomendó pedirselo a Malcome Peace, el único hijo de Atenea en el Campamento, y el mejor estratega, pero este se escusó diciendo que debía ayudar a Harley con una carrera que tenía planeada (luego me comentaron sobre eso, y la idea no me resultó muy emocionante).

Connor se negó rotundamente, cosa que agradecí, porque apenas me acerqué a él el olor a jirafa putrefacta me invadió las fosas nasales. No se como pude identificar el aroma, pero no estaba dentro de las capacidades de las que me enorgullecía. Supuse que Valentina Diaz, la hija de Afrodita, había logrado su venganza.

Sea como fuese, el chico me dijo que se lo pidiera a Julia, que era perfectamente capaz de enseñar y una tramposa olímpica.

La encontré junto a Alice, como siempre, planeando una travesura. No era mi intención enterarme de nada, pero estaba segura de haber oído las palabras Quirón y faldita en la misma oración. Me estremecí.

Luego de un rato sobornandola, logré convencerla de instruirme en el arte de la batalla. Le debía un favor para mas tarde, pero decidí no preocuparme por aquello.

Había estado toda la tarde buscando, por lo que cuando llegamos a la paleta de combate, el sol ya se ocultaba detrás de las colinas, y las antorchas se encendían mágicamente.

Julia comenzó a estirarse en un costado, mientras que yo la imitaba. Unos cinco minutos después estábamos las dos frente a frente.

La adolescente desefundó su espada, que tenia una alargada hoja plateada.

── Te presento a echthrós, que se traduce a "La que cena idiotas". ── sonrió con picardía.

En realidad, al oír el nombre del arma, mi mente la tradujo rápidamente a "embaucadora", que resultaba convenientemente siniestra. Desde que llegué al campamento, mi dislexia se convertía más en un traductor natural de griego que en una molestia educativa.

Antes de que pudiera decir algo, ella entrecerró los ojos y corrió a mi encuentro, blandiendo la espada. La esquivé con torpeza y casi me caí.

── ¡¿QUE DEMONIOS TE PASA, MANIÁTICA?!

Ella volvió a sonreir.

── Soy una fiel creyente del aprendizaje sobre la marcha. Solo imagina que soy un monstruo en calzones.

Y arremetió de nuevo.

Con la poca agilidad que poseía, me saqué la peineta del cabello, haciendo que cayera sobre mis hombros, e imboqué a Syllogís justo a tiempo para desviar el golpe de Julia, haciendome un pequeño corte en el costado izquierdo. Gruñí.

𝔍𝔞𝔠𝔦𝔫𝔱𝔬  ❪ᴀᴘᴏʟᴏ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora