HISTORIA 5: BERNARDO

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Era la hora de la comida en el momento en que la vida de Bernardo cambiaría drásticamente; mientras todos comían y platicaban, Bernardo se encontraba afuera en el patio, recordando el nostálgico recuerdo de Sam, un amigo suyo que se había ido. Y Bernardo lloraba sin hacer ruido mientras escuchaba las risas de sus amigos.

El timbre comenzó a sonar una y otra vez. Los niños lo escucharon, pero lo ignoraron ya que sabían lo que era. Parecía como si las hermanas no lo escucharan, por lo que una chica se levantó y se dirigió con la hermana mayor.

ーHermana mayor ーdijo la chica en voz bajaー. Hermana mayor... Están tocando el timbre.

La hermana mayor se encontraba sentada en su habitación.

ーSí, lo he escuchado ーcontestó la mujerー. Alguien nuevo.

Las dos se dirigieron a la puerta, y los niños que antes comían, se asomaron para ver quién era el nuevo niño.

ーBuenas tardes ーsaludó la hermana cuando abrió la puertaー. Adelante, pasen.

Una señora rubia con un niño de trece años entraron al orfanato y echaron una mirada alrededor. El pobre rubio estaba confundido y tenía una sensación de intranquilidad. Sabía lo que pasaba y estaba a punto de estallar en llanto.

La hermana mayor vio al chico con una mirada triste, pues normalmente llevaban bebés y no pre-adolescentes. El trauma era tan fuerte que resultaba molesto una vez que crecían.

ーAh... Hablemos en otro lado ーdijo la hermana mayorー. ¿Quieres quedarte con los niños? ーle preguntó al chico.

Para su sorpresa, el chico aceptó. Él se quedó socializando con los niños y las mujeres se dirigieron al pasillo, cerca de Bernardo.

ー¿Por qué? ¿Cuál es la historia de esto? ーpreguntó la hermana.

Al parecer, la chica era la hermana mayor del chico. Ella tenía dieciocho años, preparada para enfrentarse a la vida tras la muerte de sus padres en un terremoto. Había otras opciones para no abandonar al chico, pero estaba segura que su hermano encontraría una familia responsable y amable.

Después de agradecer a la hermana mayor y despedirse de su hermano, la chica se marchó.

Darwin.

El nuevo chico comenzó a llorar sin hacer escándalo. Los demás a su alrededor sabían lo que él estaba pasando, así que lo consolaron.

ー¿Qué haces afuera? ーpreguntó la hermana mayor al ver a Bernardo en el patioー. Llegó un chico nuevo. Un año menor que tú. Estará en tu habitación. Él... Su hermana lo tuvo que dejar. Agradecería que oraras por él. Está pasando un momento difícil... Tú lo sabes.

Bernardo estaba callado.

ーExtraño a Sam... ーcomentó.

ーPuedes visitarlo...

ーNo quiero verlo con su familia ーinterrumpióー. Es tan difícil...

***

Darwin ya se había instalado en la habitación que antes sólo era de Bernardo. Cuando este llegó, el rubio se encogió.

ーSé quién eres. Sé por qué estás aquí. Pero no quiero hablar contigo, ¿sí? ーBernardo se acostó en su camaー. ¿Sabías que la cama en la que vas a dormir antes era de Sam?

Darwin no contestó. Más que sentirse incluido, se sentía excluido por alguien que estaba pasando la misma situación que él.

Esa noche, y las próximas treinta noches, ninguno de los dos se proponía a hablar. Era incómodo, pero no sabían lo que les esperaba.

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