HISTORIA 10: THOMAS

31 7 0
                                    

Parecía tonto decir que no recordaba mi vida desde los siete años para abajo. La gente siempre me presionaba para que dijera eventos de mi vida de mis cuatro o seis años de edad. "¿No recuerdas que te invité a mi cumpleaños?", "nos sentábamos juntos en la escuela", "en ese bailable tú eras el mejor" eran frases que me decían para hacerme recordar mi vida. Tuve que inventarme una vida para poder evadir esas preguntas. Llegué a creer que mis recuerdos inventados eran los verdaderos. Pero había algo que no cuadraba: tenía otros pequeños recuerdos. Recuerdos terroríficos que parecían más imposibles que mi vida inventada. No, eran cosas que no me pudieron pasar...

Lo difícil no era sólo el hecho de que cada que me preguntaban por recuerdos de la infancia no sabía qué contestar, sino que las clases eran un infierno. Mi capacidad para aprender era buena, pero mi concentración era pésima; estaba en matemáticas y apenas parpadeaba y ya era otra clase. Como un salto en el tiempo.

Nunca me canso de decir que me da mucho miedo el hecho de no recordar lo que había visto en ciertas materias. Tenía que fingir demencia pero no tardaba mucho en perder el control y comenzar a llorar por la frustración que sentía. Pero aún así, mis notas era buenas.

Recuerdo que solía gritar en casa que yo no era humano. Yo ya era bastante grande en ese entonces, y mis papás no se lo podían tomar como un juego de niños. Al llevarme al psicólogo me dijeron que tenía paranoia, depresión y ansiedad con ataques de pánico. Justificaron mi dolor de cabeza y de estómago con la ansiedad, y mi cortadas en mis brazos con la depresión. Le había comentado al psicólogo que yo no recordaba hacerme las heridas, pero él no dijo nada.

¿Recuerdan mis pequeños recuerdos? A veces se manifestaban en mis sueños: yo llamaba a la policía en un rincón con un cuchillo en la mano. Ellos llegaban y había un desastre enorme. Entonces me despertaba para encontrarme con nuevas heridas en mis brazos.

No solo se quedó en decir que yo no era humano, a veces decía que mi nombre no era Thomas. Incluso para mí es raro asegurar eso, pero a veces no me sentía como Thomas, me sentía invasor de algo que no era mi cuerpo.

Alguien me seguía a todas partes. Podía ver su silueta en mi lado derecho. Podía escuchar su voz y con eso nuevamente me llevaron al psicólogo, el cual aseguró que tenía esquizofrenia. Pero las pastillas no me servían. Me empeoraban.

Mi único escape era el dibujo y los rompecabezas. Me tranquilizaban y sentía que me expresaba mejor. Era mi espacio seguro y era bueno en ello. Pero eso no quitaba el dolor en el cuerpo, la paranoia, el miedo a la gente, el miedo a los espacios cerrados, las pesadillas, etc.

Me llamaban el callado del salón, el bipolar, el raro. Lo sabía. Porque ellos me habían escuchado decir que yo era un animal. Me decían que mi estado de humor siempre era raro. Pero nunca los escuché quejarse de mi presencia.

Sentía que nadie me entendía. Que este mundo no era el mundo en el que debía de vivir. Deseaba morir esperando renacer en un ser libre. Era eso, no quería morir realmente, sólo quería dejar de vivir ésta vida que me había tocado.

Y el psicólogo me decía que las voces en mi cabeza eran mis pensamientos, que eran parte de la esquizofrenia. Decidí creerle pensando que todo se acabaría ahí. Pero entonces pasó lo que nunca debió pasar...

Yo sabía que me ponía histérico cerca de la policía, de hospitales, de los sonidos de las sirenas, de los ruidos fuertes y un millar de cosas, pero por alguna razón decidí ver un vídeo del caso de una niña que... Bueno. Despertó en mí un recuerdo perdido, una pieza del rompecabezas: sí, sí, sí, yo llamé a la policía, yo tenía siete años cuando pasó. Porque mi papá quería matar a mi mamá y yo estaba indefenso. Y todo sucedió tan rápido... Sí, yo agarré el cuchillo...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 21, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Pequeñas historias de adolescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora