En un bosque cerca de la frontera entre el país del fuego y el país del hierro podemos ver como en dirección al único volcán que mostraba actividad, un escuadrón de anbus avanzaba a toda velocidad en busca de la persona que debían transportar de regreso a la aldea por petición del Sandaime Hokage, la anbu Neko iba liderando, su misión era ser escolta de Naruto Uzumaki, el jinchuriki del zorro de nueve colas que por motivos de seguridad fue enviado lejos de la aldea ya que se habían registrado varios ataques antes de tomada la decisión que para vergüenza de ella, quien estaba encargada de su seguridad pero por confiar en sus compañeros el niño fue lastimado hasta los 6 años donde el Hokage decidió enviarlo lejos de la aldea.
En la base del volcán se puede ver una pequeña cabaña que estaba fusionada al macizo, al interior de este todo era bien simple y limpio, pero al fondo de la casa se comenzó a escuchar el golpe de metal contra metal -"vamos mocoso ese metal aún no está listo falta calor"- se escuchó el grito de un hombre de gran estatura que con una pinza sostenía una barra de hierro que estaba dispuesta a convertirse en una katana, frente a el había un niño de catorce años que estaba ejecutando un jutsu de fuego para calentar la barra -"papá es casi imposible que Naruto chan llegue a los 1000° C"- comentó una mujer que estaba dando forma otra espada
-"Hija tu lo malcrías demasiado, a la edad de este mocoso ya podía derretir una barra de hierro"- comentó el anciano, Naruto dejó de soplar y limpió el sudor -"no mientas anciano, si el abuelo siempre contaba como te escapabas para no trabajar en la herrería"- en hombre miró a su hija -"tú"- esta se hizo la desentendida aunque la sonrisa en su rostro no se la quitaba nadie -"no creas todo lo que diga tu madre, aveces imagina muchas cosas"- sintió como una tuerca pegó en su cabeza haciendo que los tres se rieran, de repente el hombre guardó silencio llamando la atención de madre e hijo -"tenemos visitas, no salgan hasta que yo se los diga"- la mujer se acercó a su hijo, era muy extraño que personas lleguen a esta zona, ellos salían a negociar y nunca traían gente, solo personas selectas sabían la ubicación de este lugar.
El equipo anbu apareció frente a la casa -"atentos"- ordenó Neko, no sabían con quien tendrían que tratar, lo primero que llamó su atención fue el gran tamaño de la puerta, debía tener como mínimo 3 metros, algo exagerado para el tamaño de la cabaña, Neko estaba por tocar la puerta pero esta crujió dando señal que alguien la estaba abriendo así que retrocedió, la puerta se abrió y lo que salió les sorprendió, sin mentir era el hombre más alto que hayan visto dejando a todo el escuadrón en silencio -"que hace un escuadrón anbu de la aldea de konoha en la entrada de mi casa"- la voz grave solo hizo más intimidante al hombre que con un paño estaba limpiando sus manos, cubierta de lo que parecía carbón y muchas cicatrices de quemadura, así como sus brazos que llevaba al descubierto donde se veían muchas cicatrices más, eso y la gran masa muscular de estos, Neko trató de mantenerse profesional -"buenas tarde Drako san, por orden del Sandaime Hokage venimos para llevar del regreso a la aldea al jinchuriki"- pero sin que pudieran evitarlo debieron esquivar un gran martillo que salió desde el interior de la cabaña -"supongo que hablan de mi hijo Naruto? no, anbu san"- Drako suspiró por el actuar de su hija, de la cabaña salió una mujer de casi la mitad de la altura del anciano pero sus brazos mostraban que no era una delicada flor -" Akiko modales"- habló el hombre -"eh si, de su hijo Naruto Uzumaki"- corrigió rápidamente Neko esperando no molestar más a la mujer, algo le decía que ellos eran más de lo que se veía -"tranquila mamá si ya sabíamos que esto sucedería, además así podemos extender el negocio familiar"- desde el interior salió un joven pelirrubio con una pechera de cuero mostrando sus brazos con cierta musculatura marcada y son guantes de cuero, Neko se sorprendió del cambio en el niño, ya no quedaba nada de ese niño desnutrido y debilucho que siempre era atendido siempre en el hospital, Akiko miró a su hijo y se acercó para abrazarle -"mi pequeño, no quiero que te vayas"- la mujer abrazó al rubio y pegó su mejilla al de su hijo avergonzando a Naruto -"ya mamá si no me voy para siempre"- habló Naruto tratando de esconder su sonrojo -"hijito de mami"- murmuró el anciano y rápidamente recibió una tuerca en la cabeza, aún no sabía como su hija tenía una para lanzarle -"bueno muchacho ve a preparar tus cosas"- Naruto asintió y regresó al interior de la casa, siendo seguido por su madre y finalmente su abuelo quien cerró la puerta -"pasen"- gritó desde adentro Drako, Neko se acercó para abrir la puerta pero se encontró con que no la podía abrir, otro anbu del escuadrón fue por el martillo pero tampoco lo pudo mover cosa que sorprendió a todos, finalmente fue Naruto quien abrió la puerta desde el interior como si no fuera nada -"te lo dije abuelo, nadie puede caer en esa broma, la puerta es muy pesada"- el escuadrón anbu no cabía en su sorpresa que clase de personas eran estas, Neko buscó algún truco, sellos de gravedad o de algún tipo pero nada, la puerta tenía un grosor de 15 centímetros de los cuales solo 2 eran de madera, el resto era hierro.
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El herrero
FanfictionHiruzen preocupado por la seguridad de Naruto, le pide de favor a un amigo que lo lleve con el y que lo entrene para el futuro, pero este no solo le enseñará las artes shinobis, ahora que esta de regreso en la aldea nada será igual que antes.