Amar sin corazón.

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Vivo en un mundo que la magia y la tecnología son algo que no falta en nuestra sociedad, sobre todo la tecnología, la magia ya es algo más exclusivo para unas pocas personas que están bajo las orden del rey. A pesar de todo yo elegí vivir en un pueblo en el que se encontraba en medio de esos dos tipos de vida, por un lado están el páramo y la naturaleza, donde los que usan la magia se suelen alejar de la otra parte que es todo tecnología. Es un pueblo tranquilo y nunca he tenido problema, es más soy la única con conocimientos tecnológicos, así que puse mi negocio de técnica para arreglar lo que la magia no puede arreglar.

-¿Señorita Hipatia?

-¡Oh! Señora Henderson, si viene por su radio llega en un buen momento, la he acabado de arreglar.

-Muchas gracias y aquí le traigo lo que me pidió.

-Bien, espero que le guste el apaño y si tiene algo que quiera arreglar no dude de traérmelo.

-Si, aunque dígame una cosa ¿Usted no descansa?

-Bueno, primero esta el terminar mi trabajo, ya después es mi turno de descansar.

-Pues no se tarde, tiene pinta de estar cansada.

-Gracias por preocuparse, pero ya es costumbre que ni siento cansancio.

-¡Uhm! Bueno, la dejare para que no se retrase más.

-Que tenga un buena tarde.

La señora Henderson fue mi ultima clienta del día de hoy, así que tras ella salir cierro y me pongo tranquila a trabajar a la vez que oigo música, o eso pensaba, pero justamente cuando iba a poner la música le ruido de un montón de chicas me despisto, pues como siempre a la hora que el sol se pone, a lo lejos aparece el castillo de Howl, el mago más admirado por las chicas del pueblo, por suerte solo pasa solo unos segundos cercas y luego se desaparece en la niebla del inmenso páramo, nada más hacerlo las chicas se fueron riendo haciendo comentarios tontos.

Al final hice caso a la señora Henderson y me retiro de la tienda para ir a hablar mi hermana, mientras fueras los aviones del imperio vuelan a la misma hora de su ronda para protegernos de los enemigos del rey. Aparte de hacer su ronda hoy había un desfile nocturno el cual todo el pueblo fue a ver, pero yo paso, solo pienso en llegar a donde trabaja mi hermana, el resto del mundo me da igual.

-Vaya, vaya, la pequeña manzana mecánica ya ha salido de su taller. Uno de los soldados que siempre me incomoda me paro por el camino.

-Ju, muy gracioso Padil, pero no tengo tiempo, quiero ir a ver a mi hermana, así que déjame ir.

-Anda, manzanita mecánica, vente conmigo y tomate algo, yo te invito.

-Te he dicho que no, es más hoy mi hermana tiene poco tiempo y quiero aprovecharlo.

-Por un poco de tiempo que me preste no se enojara con su hermanita pequeña.

-Te lo he dicho siempre y te lo repetiré, nunca de los jamases iré contigo, te conozco y sé como acaban todas las mujeres que lo hacen...

-¡Hey! Querida mia- un hombre guapo de cabello dorado y ojos claros apareció y me rodeo con sus brazos sobre mis hombros -al fin te encuentro, perdona que llegara tarde.

-¡Tú! ¡¿Quién coño eres?! ¡Yo conozco a Hipatia de antes, eso la hace más exclusiva mia!

-¿Perdón? Yo no soy de nadie.

-Mi chica tiene razón, ella es dueña de si misma y tú, creo que tienes trabajo. El hombre hizo un gesto que hizo que el pesado de siempre se largara involuntariamente.

-¿Uhm?

-Con un gracias me bastaría, aunque si no tienes que ir a un sitio y no quieres que te molesten, puedo ser tu acompañante.

Amar sin corazón  (Mi Propio el castillo ambulante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora