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El ceño fruncido de Rin podría consumir su cara. Len juraba eso.

Estaba sentando en la silla frente al escritorio del gerente, sus manos se frotaban constantemente en su pantalón, intentando secar el sudor de las mismas.

La mujer de rosas cabellos, quien parecía ser la jefa del lugar, miraba el formulario que el acababa de llenar, menticulosa y cuidadosamentre. Analizando.

- así que ¿Tienes experiencia?-

- S-si.- salió en un hilo de voz, por lo que carraspeó levemente su garganta para volver a intentar.- Sí, yo he trabajado en la cafetería de mi tía desde que tengo 13 años, durante las vacaciones.

La mujer le miró por un par de segundos más, luego sonrió.

Y a Len le regresó el alma al cuerpo, suspirando de alivio por lo bajo.

- Bien, en ese caso estás contratado.- La mujer le extendió la mano.- Bienvenido a la familia.

El rubio estrechó su mano con la mujer, sonriendo también. Inmediatamente se escuchó un gruñido molesto, agrio, proveniente de la chica que se encontraba en la esquina.

Fue ignorada, bueno, casi ignorada.

- Bien, tu turno comienza mañana, muchacho.- Anunció la mujer.- Rin te indicará dónde está tu uniforme y eso.

La mencionada gruñó, pero asintió levemente.

- Ya pueden retirarse.-

Y justo como Anunció la mayor, Rin y Len salieron de aquella oficina.

Los ojos de Len pegados a sus zapatos, sin estar seguro si decir o callar. Se sentía tenso, el ambiente en sí se sentía de esa manera.

Y aunque ya fuera algo habitual entre ellos, seguía sintiendose incómodo y hasta cierto punto dolido. O algo así.

Y justo cuando decidió decir alguna palabra, lo que fuere, para romper aquel tenso e igualmente incómodo silencio, la rubia interrumpió.

Dejandole con las palabras en la boca. Otra vez.

- Antes de que vayas a abrir la maldita boca.- Su tono tan áspero y venenoso como de costumbre.- no creas que no se lo que tramas, eres muy ingenuo si crees que esto nos va a hacer amigos o nos va a unir de alguna manera o algo así.

"Diablos."  Pensó el rubio, intentado con todas las fuerzas de su ser mantenerse sereno. Intentado.

- La cosas no son así.- Continúo ella.- Tú mantente en tu mierda, yo ya estoy en la mía.

Ella volteó su mirada al rubio, quien ya había desenterrado su mirada de sus zapatos hace un rato.

Sus ojos azules oscurecidos en molestia. Len pensaba que eran muy lindos.

- ¿Quedó claro?-

Él asintió.

- como el agua.-

Ella le dirigió una mirada molesta antes de irse para seguir cumpliendo con su deber.

Él sonrió levemente.

Ella había dicho que él era ingenuo, ella también lo era.

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Fuck You ••RinxLen••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora