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- Jódete.-

Esas fueron las únicas palabras que salieron de la venenosa boca de la rubia, para después, darse la vuelta y dejar al pobre chico con las palabras en la boca... Otra vez.
El rubio suspiró y, con desgano, metió sus manos en sus bolsillos e irse también, puesto que no le quedaba mas remedio.

Le era imposible contar las veces exactas en las que intento entablar una conversación de más de diez oraciones con esa chica; y es que, siempre pasaba lo mismo. Ella siempre lo cortaba a medio camino con un "jódete" o un "vete al diablo", a veces simplemente se daba la vuelta y se iba.

Dirán que es masoquista, e incluso él lo considera así, pero realmente el quiere hablar con ella. La principal razón siempre a sido conocer la razón de su incondicional odio hacia él. Lo había notado hacía un par de años. Siempre que cruzaban miradas, ella parecía irritada o molesta. Al principio no le tomó tanta importancia, pero mientras más pasaba el tiempo, más le incomodaba la molestia de la chica y más intriga le causaba conocer el origen o la razón de esta.

No lo iba negar, no quería que una chica tan linda, como lo era Rilliane, lo odiase. No podía permitir algo así. Aunque si lo pensaba bien, él jamás había visto a la chica convivir con mucha gente, por lo que, en el pasado durante un tiempo, había asumido que ella odiaba a medio mundo.

Sin embargo, él no podía evitar sentirse un poco mal por ese rencor. Sí, sabía muy bien que quizá su desagrado hacia él se causaba por sus acciones o por su forma de ser misma. Pero, igual, él no quería ser odiado por una persona que no lo conocía. He aquí la razón de su obsesión por acercarse a Rin.

Len pensaba, o al menos quería creer, que si Rin le conocía vería que el no era tan malo, se llevarían bien y ella dejaría de molestarse con su sola existencia.

Sin embargo, mientras más lo intentaba y más fracasaba, sentía que se ganaba cada vez más el odio de su compañera.

El plan no le estaba funcionando.

- ¡Oye, Len!-

Sus pensamientos fueron fuertemente interrumpidos por un grito. Se giró, y se encontró con una cabellera verde acercarse a toda velocidad hacía él. Era Megpoid Gumillia, más conocida como Gumi, su hermanastra.

Sonrió inconscientemente.

- ¡hey!- la chica se detuvo y reposó sus manos en sus rodillas, tomando aire de manera desenfrenada.

Al volver a respirar con normalidad, se incorporó y miró a su hermano. De inmediato notó la decepción en su mirada.

- ay, no... No me digas que..-

La chica no pudo terminar, puesto que el rubio borró su sonrisa de inmediato y bajo la mirada, desanimado. Ella frunció el ceño.

- ¿otra vez?- dijo irritada, él asintió levemente.- no puede ser. ¿como es que aun sigues detrás de esa chica?

Él suspiró y alzó su mirada, mirándola.- tal vez pienses que soy un masoquista.- dijó.- pero tengo mis razones.

Ella cruzo sus brazos.- ¿ah sí?, porque yo no le veo una razón lógica a esto.- contraatacó en respuesta.- hay más chicas en el instituto.

-lo sé.- respondió él, con simpleza.- pero no todas son ella... Además, yo solo quiero ser su amigo.

-aun no me dices la razón.- replicó ella.

- Ni te la diré.-

Lo miró con el ceño fruncido por unos minutos, luego solo suspiró y le sonrió.

Fuck You ••RinxLen••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora