-¿Porqué noto como si te estuvieses despidiendo de mi?- preguntó mirándome a los ojos.

-No lo estoy haciendo- respondí y dejé de mirarlo.

-Mírame- me susurró- Mírame a los ojos y dímelo otra vez- al no hacerlo colocó una de sus manos en mi mentón e hizo que lo mirara-¿Porqué siento que estás terminando con esto?

-Yo...- dije- No puedo más- susurré.

-¿Con qué no puedes?- preguntó con miedo.

-No puedo seguir con esto- aparté su mano de mi mejilla- No quiero sentir esto.

-¿Y qué sientes?- Me respondió mirando hacia otro lado

-Siento que estoy loca y profundamente enamorada de ti- le dije- Y me da miedo, miedo al no saber qué pasará ni si de aquí unos meses seguirás conmigo o te habrás cansado de mis estupideces- me tembló la voz- Tengo miedo a que con el paso de los días te des cuenta de que no soy lo suficiente buena para alguien como tú- a medida que hablaba iba bajando el tono de voz- No quiero sentir que el mundo se acaba si te pierdo- le miré- Ni tampoco quiero sentirme vacía cada vez que me dices adiós y te das la vuelta para irte. No sabes el hueco tan grande que dejas cada vez que te despides de mi ni lo hundida que me quedo, a veces, al poder pensar que llegará el día en que te despidas y no vuelvas a mirar atrás para mirarme una última vez y sonreírme.

-¿Porqué das por hecho que eso va a pasar?- preguntó

-Porque toda la gente a la que le he acabado demostrando que le quiero y por la que he perdido ésta apariencia de fría, al final se ha ido.

-Yo no soy como esa gente- volvió a acariciarme la mejilla y él se acercó a éste contacto.

-¿Como estás tan seguro?

-Porque sería muy estúpido si te dejara que, cariño, el miedo lo tengo yo por si conoces a otro mejor, por si algún día dejas de mirarme con ese brillo en la mirada que me vuelve loco, por si algún día al girarme cuando me voy no te encuentro ahí mirándome mientras te muerdes el labio pensando en que te mueres de ganas por besarme- se puso tan cerca de mi y rozó sus labios con los míos - ¿Sabes qué?- susurró encima de éstos- Yo también estoy loco y perdidamente enamorado de ti- cerró los ojos durante unos segundos y me dio un corto beso- Tienes miedo, ¿verdad?

-Mucho- susurré- No quiero que te vayas.

-No voy a irme- dijo- ¿Sabes lo mejor?-preguntó

-¿Hay parte buena en esto?

-Sí- se separó de mí y rodeó mi cuello con sus brazos- Que a mi me parece buena idea tener miedo, pero miedo, juntos- sonrío- Cariño, la que puede irse también eres tú.

-Sería demasiado tonta si me fuera.

y que tonta fui por creerle, y el que tonto por irse.

EscritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora