No es tan Malo

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Pasó la penúltima clase que era Historia; ahora tocaba Español y después tendría que volver a ver a Jade.

- Sabes Paps, iré a dejarte con Jade yo misma.

- ¿Tienes miedo de que me escape tipo el Chapo?

- Sí... algo así.

- Meca -me sacó la lengua y yo le levanté el dedo.

El profesor pasó asistencia y está vez, no estuve de estúpida. Hicimos algunos ejercicios de signos de puntuación. Bueno, en fin, ahora tenía que ir con Jade, era salida ya, así que guardé todo y esperé a mi Paps.

La niña se tarda mucho en guardar sus cosas y más que en ese entonces estábamos hablando de fetiches.

- ¡Córrele! -dije yo ya desesperada.

- Deja termino de guardar -dijo ella mientras seguía guardando; creo que ya iba a acabar.

- No, ya me voy -dije yendo a la puerta- y así no iré con Jade, ¡Woo!

- No, no, no -dijo ya con su mochila en la espalda yendo hacia mí- ahora, te voy a llevar y luego, le voy a decir a tu omma que te tuviste que quedar un rato más.

- Ugh -dije quejándome; mi omma me va a matar.

Dejamos sus libros en el casillero y luego nos fuimos a arriba. Caminamos por el pasillo y llegamos al cubículo de Jade. No sé cuánto tiempo voy a estar ahí, solo sé que será una tortura horrible y el tiempo será lento, demasiado lento.

- ¿Quieres decir algo antes de entrar? -dijo Cassey mirándome burlona.

- Te odio -dije yo desviando la mirada del cubículo.

- Yo también te quiero -dijo mientras tocaba la puerta llamada la atención de la maestra.

Jade se levantó de su asiento y abrió la puerta.

- Pase, por favor -dijo ella mientras nos sonreía.

- Bueno, adiós Paps -dije yo despidiéndome. La verdad no quería pasar esa tortura sola, pero pues yo ya estaba ahí.

Cassey se fue y después de eso, entré al cubículo y me senté en la silla de enfrente de Jade. Maricela, la maestra con la que compartía cubículo, ya se había ido y no vi a ningún chismoso afortunadamente.

- Ahora -dijo Jade-, ¿en qué tienes dudas?

¡Oh, demonios! -pensé, con todo el enojo de venir no había pensado en que tenía dudas.

- Pues -dije- ehr

Ella me miró mientras esperaba a que le respondiera. Cuando la miraba de reojo, vi sus ojos en mí y sus labios serios.

- Pues, no es que tenga dudas, pero me falla el despeje.

- Oh -dijo sorprendida aunque noté algo de disgusto y decepción-. Pues...

Ahí me perdí, creo que me estaba explicando pero yo volví a estar en la estúpida y sólo me fijaba en la comisura de sus labios como se abrían y cerraban con cada palabra pronunciada.

- ¿Esta más claro? -dijo ella y eso me sacó del lugar en donde estaba.

- Uhm... sí -dije y sonreí como boba.

- Bien, ahora va a resolver un problema -¡¿Qué?! Ella sacó una hoja y un lápiz, me la extendió y lo tomé, me hubiera gustado tocar su mano, sentir su calor... -Anoté, x+2y=19 y 5x+6y=37... resuelva.

Podía sentir su maldita mirada en mí y si no era así, de todas formas me ponía muy nerviosa ante ella, como ese sueño, donde sus labios... sus jodidos labios...

- ¿Entendió? -me preguntó, ¿Por qué será? Tal vez por el hecho de que me le quedé viendo a la hoja- ¿Esta bien? Se ve muy distraída.

- Sí, estoy bien -murmuré.

- Hagamos juntas el problema -se paró y se puso al lado mío. ¡Joder! Demasiado cerca, demasiado cerca...- Haz lo que ya sabes hacer.

Hice todo, hasta que me topé con el despeje.

- Multiplica 37 y 6.

- Sería 222, creo.

- Uhm, si, anótalo -lo anoté y ella se inclinó un poco, la vi de reojo y podía ver todos los detalles de su rostro, sus labios, sus ojos, su maquillaje, sus pestañas... todo- anota que y que es igual 87 -después ella volteó a verme y me sonrojé furiosamente y anoté lo que dijo.

- ¿Ya es todo? -le pregunté y asintió. Dibujé una pequeña carta feliz y al lado una estrella.

Enamorada de mi maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora