Volví (narración Elizabeth)

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Tengo miedo y mucho. Mi corazón se va a salir, mi estómago duele... ayuda. No quiero verla... Tengo miedo de su reacción, porque puede darle igual o tal vez no... Pero tiene esposo (creo) y dos hijos, y es imposible que le importe más que como una estudiante. Ahora estábamos en frente de la puerta del salón... y Cassey trataba de abrir la puerta, pero yo jalaba.

- Vamos Liz... déjame abrir -dijo Cassey y yo me negué. Seguía jalando cuando vi que la maestra abría la puerta. Solté a Cassey y se cayó.

- Eh... ¿Cassey?¿Todo bien? -ella se levantó y me fulminó con la mirada.

- ¿Dónde estaba? -no quería verla así que fingí atarme las agujetas de los zapatos.

- ...estaba con Tania... digo, con la maestra Tania...

- Pase, pero tiene falta -me levanté y entré al salón volteando a ver a Fer... y luego a mi lugar, me senté y saqué la libreta... empecé a escribir los ejercicios en la libreta que estaban en el pizarrón.

De nuevo me sentía triste y me faltaba el aire... no debí besarla... ni de haberme enamorado de ella, pero lamentablemente no puedo evitarlo, no tengo control de eso... y lo peor es que sé que ella no me corresponderá.

La maestra siguió explicando quien sabe que y yo trataba de concentrarme en la clase, pero sentía su mirada en mí... y hoy yo no quería verla, quisiera ser un poquito como ella y dominar mis sentimientos, ella es una mujer, hecha y derecha, ¿y yo?, una adolescente de 15 años...

Me la pasé escuchando las conversaciones entre mi cerebro y mi corazón, y llegaron a un acuerdo, mientras ella no me rechace, seguiré enamorada de ella, pero no me le acercaré, ni le hablaré al menos que sea muy, MUY necesario.

¿Trato? Trato. Ví que alguien venía hacia mí, pero no levanté mi mirada y seguí resolviendo el problema.

- Liz... ¡Tierra llamando a Liz!

- ¡Liz! -dirigí mi vista hacia arriba y ahí estaba Fer y Cassey.

- ¿Qué quieren?¿Acaso no ven que sufro? -me hice la dramática y casi me caigo por eso.

- Tu novia te esta viendo, voltea sigilosamente -y volteé "sigilosamente" y era cierto, ella me veía.

- El suéter...-murmuré.

- ¿Qué suéter? -le lancé mi lápiz.

- Baja la voz... tonta

- Ah, perdón -bajó la voz- ¿Qué suéter?

- ¡El de Jade! ¡¿Cuál otro?! -seguíamos susurrando.

- ¿Se te olvido o qué? -me preguntó Fer.

- Sí... y no recogí mi bitácora -dije y Fer y Cassey me dieron un golpe.

- ¡Auch! ¡¿Y eso?!

- No fuiste a lo que debías, niña -era cierto, no fui a eso y sólo fui a morirme, maldita sea.

- ¿Todo bien en casa, amiga? -dijo una cuarta voz cerca de nosotras. Volteamos y ahí estaba Valeria.

- No -dije y me recargué en mi banca.

- Bueno, vine por Fer para ir al locker -dijo y luego miró a Fer- ¿me acompañas, Fer?

- Okey -dijo Fer. Luego ambas caminaron y salieron por la puerta.

- Bueno, yo también tengo que ir por mis cosas, ahorita vengo -dijo y agarró las cosas de su banca-, no mueras

La agarré del brazo y luego susurré: No me dejes... no con ella aquí

- Okey, entonces acompáñame por mis cosas

- No...

- ¡Mujer! -dijo y se soltó- Quédate pues

Camino a la puerta y se fue. Me dejo ahí, la muy maldita, con Jade. ¿Qué podía hacer ahora? ¿Irme? ¿Quedarme?... ¿Hablarle? Quizás si me disculpaba y le decía qué pasó y a qué iba, lo entendería perfectamente... ¿no?¿Qué tal si no lo entiende?¿Qué tal si ella ya lo había olvidado y yo se lo recuerdo?¡Ugh!¿Por qué tuve que enamorarme de ella? Bueno, lo haré, hablaré con ella, se que la regaré, pero ya que...

- M-Maestra... y-yo...-dije sonrojándome y aún con la cabeza agachada.

- ¿Sí, cariño? -dijo una voz que no era claramente de la maestra.

- ¿Eh? -levanté la cabeza y Cassey estaba ahí- ¿Dónde está Jade?

- Se fue casi después de mí -me dijo y rió- ¿Qué querías decirle?

- Nada, no importa ya -suspiré y desvié la mirada.

- Deja tu depresión y vamos a comer, ya es recreo

Cierto, era hora de recreo. Normalmente tendría hambre o mucha hambre, pero ahora, extrañamente, no. Es por culpa de ella, de sus labios, de sus ojos, de su sonrisa...

- Ya que -dije. Me levanté, agarré mi lonchera y me dirigí con mi Paps a la puerta para luego sentarnos y ponernos a comer tranquilamente.

Luego de 25 minutos de descanso, el resto del día fue normal, bueno, aburrido.

Enamorada de mi maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora