ᴏɴᴇ

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Una gélida caricia del frío de la mañana despertó al pequeño cuervo del Karasuno, sus ojos no tenían ese hermoso brillo que le caracterizaba, estos estaban apagados. Su cuerpo dolía a horrores al levantarse para comenzar alistarse, desayunando sin ganas, y preocupando no sólo a su pequeña hermana Natsu, su madre le veía desde la cocina mientras este casi no probaba bocado, en alguien como el de pelos alborotados no era normal.

La mayor veía a este todas las madrugadas despertarse para salir a correr, para verlo volver y desayunar con una sonrisa iluminando su rostro, viendo las increíbles ganas que este tenía por llegar ya a la preparatoria. Pero desde hace una semana su pequeño peli naranja no era el mismo, ella sabía que debía hacer algo, pero actualmente estaba ocupada con un tema bastante delicado con el cual tratar más que todo con su Shōyō, ya que amaba verlo tan feliz jugando al deporte que tanto le gustaba desde la primaria.

Sinceramente no le veía así desde que perdió su primer partido de Vóley.

Una llamada le saco de sus pensamientos, es que la agencia de mudanzas con la que contacto por la noche ya le tenía una fecha para poder trasladar sus pertenencias. Pero, al hablar con el hombre, solo seguía pensando en que aún debía de hablar con sus niños. Natsu también tenía muchos amigos en su escuela, sonreía mientras se despedía con un agradecimiento y apagando el celular, sin duda sus hijos siempre son tan amables a modo de que nadie puede intentar hacerles daño.

Shōyō miraba con desden su comida, moviendo con sus palillos la pasta de su sopa de miso, tiene en cuenta que si quiere mejorar debe de comer todas sus comidas, pero no tenía apetito alguno.

— Gracias por la comida —fingió una sonrisa hacia su madre, mientras tomaba con rapidez su mochila, ya era hora de que saliera si quería llegar a la clase de Matsuoka-Sensei.

— ¿Quieres algo para almorzar más tarde? — La señora Hinata tomó con delicadeza el hombro de su hijo, mientras sostenia una bolsa con pan Nikuman en ella.

— Si, gracias mamá —tomo la bolsa, y salió despidiéndose, llendo apresurado hacia su bicicleta.

La mayor miraba mientras le perdía de vista, tocó con nostalgia la puerta de aquella casa mirando los rasguños ya viejos en ella. Sin duda extrañaria la casa en donde vivió los días más felices con su familia y su esposo.

— Cuidarás muy bien de esta casa, ¿No es verdad mi amor? —Sonrió mientras se iba a preparar la mochila de Natsu.

— Te dije que no te movieras, ¡Hinata Idiota!—El Karasuno y el Nekoma tuvieron un partido de práctica en la preparatoria del último

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Te dije que no te movieras, ¡Hinata Idiota!
—El Karasuno y el Nekoma tuvieron un partido de práctica en la preparatoria del último. Todo iba bastante bien, aunque el Nekoma fuera más fuerte en esta batalla del basurero.

Era el último partido que jugarían ese día, ya practicaron bastante entre ambos equipos, aunque Nekoma ganó los anteriores partidos, el Karasuno no se quedaba atrás, siempre terminaban en puntos parejos. De un momento a otro, los cuervos ganaron el primer set, y cuando estaban por ganar el segundo, Hinata en el momento que se distrajo la pelota se dirigió hacia la red, esto porque el Pelinaranja no podía hacer buenas recepciones. Dando como ganador del segundo set, a “los gatos” de aquella preparatoria.

🌱ᴀғᴛᴇʀ ᴛʜᴇ sᴛᴏʀᴍ🌱 OiHina | Two-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora