❛ Mingi frota su cara en la almohada que se encuentra a su lado, inhalando el aroma de café y tierra mojada en está, suelta un sonidito de satisfacción por ello aunque le encantaría que la fuente de ese aroma tan asombroso estuviese a su lado pero YunHo no está cerca, está seguro que se encuentra en el piso de abajo, en la cocina pero hace mucho frío para salir de entre la comodidad de las cobijas.
Se remueve un poco en la cama, siente un pequeño dolor en su estómago pero no le toma importancia mientras se acomoda, casi puede sentir que puede quedarse dormido en cualquier momento. Sus ojitos vuelven a abrirse cuando el aroma de su alfa golpea su nariz con fuerza al mismo tiempo que la puerta se abre y el dolor en su estómago se intensifica.
—¿Bebé?— La voz del mayor le hace soltar un quejido, muerde su labio inferior y vuelve a removerse entre todas las cobijas.- Hey, bebé ¿Estás bien?- Se acerca hacía él, preocupado al escucharlo soltar otro quejido.
—Uhm... Estoy bien.— Habla quedito pero cuando YunHo coloca su mano sobre su frente, vuelve a quejarse, está vez de una manera más fuerte. Entonces el mayor sabe que sucede, probablemente su omega aún no entiende completamente qué sucede como todo el tiempo que llega esté momento pero eso lo hace adorable.
—Ven, cariño, alfa va a cuidar de ti.— Mingi se deja hacer, siendo tomado entre los brazos del mayor, termina sobre su regazo, soltando suaves quejidos pero sintiéndose mejor cuando su nariz toca el cuello del mayor, inhalado ese delicioso aroma.
—M–me duele.— Dice en un tonito demasiado bajito y comenzando a jugar con los cordones de la sudadera del castaño.— Yunnie, d–duele.— Hace un pequeño puchero, sintiéndose tan torpe de repente.
—Lo sé, amor. Está bien, estoy aquí para cuidarte.— Le acaricia su cabello naranja, con cariño, después le deja suaves besos en su cabello rizado, con amor y Mingi sonríe un poco.— Vamos a desayunar ¿Sí?— El menor hace un sonidito de afirmación, está a punto de levantarse pero su cuerpo se siente todo débil y pesado.— Hey, shh, shh.— Lo vuelve a tomar en brazos, haciendo que sus piernas lo rodeen al igual que sus manos rodeen su cuello.— Vamos.— YunHo se pone de pie para ir a la cocina, el pelinaranja suelta suaves quejidos en el camino pero nada de que preocuparse; YunHo sabe qué hacer, sabe como cuidar a su pequeño omega.
