ROSIE
Ni siquiera había amanecido y Geremy estaba del otro lado de mi puerta golpeando hasta cansarme para que le abra.
-Deja de golpear, intento dormir- no lo entiendo, peleamos y luego viene a las cinco de la mañana a mi habitación.
-No me interesa, abre- lo escuché suspirar, no sé si estaba cansado de mi o de la situación -Necesito hablar contigo, deja de ser infantil.
Un poco enojada me levanté de la cama y abrí la puerta, del otro lado había un Geremy semidesnudo, el cabello despeinado y una sonrisa que me hacía olvidar el por qué de mi enojo.
No sé qué estoy diciendo, es un idiota.
-¿Qué quieres?- no voy a negar que me da intriga saber por qué tiene tanta insistencia en hablar, tal vez quiere disculparse.
-Estuve pensando en la pelea que tuvimos anoche y recordé que querías aprender a usar un arma- tenía una sonrisa maliciosa en su rostro -Se me ocurrió una gran idea.
No entendía nada de esta conversación, aún no logró descifrarlo y el horario no ayudaba mucho.
-Deja el suspenso y habla, si no, prefiero seguir durmiendo.
-Quitate ese pijama tan bonito, si quieres puedo ayudarte- lo miré de muy mala manera -Bueno, también puede esperarte abajo, vamos a dar un paseo.
No sé si tiene memoria a corto plazo o si está jugando conmigo.
-Contigo no voy a ir a ningún lado- puso sus ojos en blanco -¿Acaso no recuerdad que no me interesa hablar contigo?
Cerró sus ojos, respiró profundamente y se acercó a mi.
-Rosie, amor mío, intento arreglar las cosas y quiero mostrarte por todo lo que yo pasé para que veas que que todo esto me lo gané y que gracias a esto pago tus hermosas carteras Hermes, Louis Vuitton y toda esa mierda.
Resignada, acepté.
-Está bien, enseguida bajo.
-Ponte ropa cómoda.
Besó mi mejilla como si fuéramos mejores amigos y fue a su habitación, imagino que va a vestirse, no creo que vaya sin nada.
Aunque no sería mala idea.
Sacando esos pensamientos fui a mi vestidor y me puse ropa deportiva, unos leggins, un top y un abrigo porque a esta hora hace mucho frío.
Arreglé un poco mi cara, mi cabello y bajé.
Fui a la cocina y lo encontré con un pantalón chándal negro y una remera blanca apretada al cuerpo.
¿Éste hombre es real?
-Te hice un batido de frutas- se quedó varios segundos observando mi rostro -¿Te pusiste maquillaje a las cinco y media de la mañana?
Yo reí y él negó con su cabeza.
-¿Que? Tengo ojeras.
-Nunca dejas de sorprenderme niña.
Desayunamos en silencio, no fue incómodo pero creo que las cosas están un poco raras desde anoche.
Al terminar fuimos directo a su auto y este silencio ya me estaba agotando.
-¿Qué vamos a hacer?- pregunté impaciente.
-Vas a aprender a disparar, vas a aprender a defenderte, no siempre voy a estar cerca de ti para protegerte- no voy a negar que me asusta pero emociona la idea.
ESTÁS LEYENDO
CAÓTICO
RomanceOdio, placer y venganza es todo lo que nos rodea. Tu cuerpo me lleva a un mundo desconocido del cuál no quiero salir, aunque, si quisiera, no me dejarías hacerlo. Cerca de ti no me siento en peligro, pero tampoco siento tranquilidad. Sé que estoy...