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CAPITULO IX



—Jazmín ¿Por qué Jimin no vino a trabajar hoy?—me pregunto Sara.

—Amaneció con calentura por lo cual se quedó en casa—termine de limpiar las mesas.

—Pobrecito—dijo angustiada y algo nerviosa—Jaz—llamo mi atención.

— ¿Dime?—deje de limpiar para prestarle atención.

—Veras...quería pedirte un favor—dijo tímida.

—Claro—sonreí.

—Puedes entregarle esto a Jimin—en sus manos había una caja envuelta en un pañuelo que acabo entre mis manos—es un pequeño presente como compañeros que somos—rió nerviosa.

—Porque no solo me dices que esto es una declaración de amor—dije obvia y divertida.

—shhh, baja la voz, alguien podía escucharte—susurro.

Empecé a reír—Sara aquí todos sabemos que Jimin te gusta más y está lejos de ser solo un simple amigo o compañero.

— ¡Tanto se me nota!—llevo sus manos a las mejillas.

—ah kilómetros—reímos juntas.

—Ya enserió, ¿No te molesta que me guste?

—no entiendo.

—es decir, ustedes viven juntos y pues—empezó a jugar con su cabello—bueno supongo que ambos ya...

Abrí los ojos — ¡que! tú crees que él y yo...no, no, no te equivocas. Solo somos buenos amigos, ninguno ha demostrado lo contrario así que saca esa idea de tu cabeza—dije apurada.

—okay, okay, me quedo claro. Muchas gracias—me abrazo para después irse.



🌲🌑...



Esta chica sí que estaba loca de pensar aquello, caminaba por el bosque rumbo a casa. Hoy se había cerrado más tarde y con ello la noche cayó. Algunas lámparas alumbraban el sendero, subí el cierre de mi chamarra pues el frio estaba volviéndose más intensa. El sonido de los búhos me acompañaba en mi caminata aunque no ayudaban mucho pero al menos no me sentía tan sola, hasta que pare en seco poniéndome alerta al escuchar un ruido, escuchar como las hojas secas se quebraban por el peso de algo.

— ¡Ahhh!—grite al ver que algo salía de los arbustos, me lleve la mano al pecho cuando vi que no era tan grave— solo un conejo—dije aliviada—okay, sigamos—me dije a mi misma.

Retome mi camino pero ahora estaba volviéndome paranoica pues sentía que algo me observaba muy de cerca, subí la velocidad de mi andada, cada dos o tres veces miraba a mi alrededor y a los lados pero todo estaba tan oscuro que me era difícil ver. Entonces empecé a trotar para después correr con todas mis fuerzas.

—Ya falta poco—dije entre jadeos.

De pronto un enorme perro salió del oscuro bosque obstruyéndome el paso, grite y retrocedí, aquel can me miraba con esos ojos color verde, enseñándome sus colmillos, trastabillé pero logre reponer mi equilibrio.

—Tranquilo muchacho—gruño—está bien, está bien, tienes hambre—alce aquella caja que Sara me había dado—si mira, comida—lo arroje hacia el para después correr de vuelta hacia la comunidad, corrí lo más rápido que las piernas me daban pero me detuve frenando de golpe al ver como el mismo loba salía del otro lado, no espere ni segundos para salir corriendo en la dirección opuesta hacia mi casa.

Entonces caí al sentir como algo tiraba de la tela de mi pantalón, grite y trate de aferrarme a la tierra lastimándome los dedos pero ese animal tiraba de mí con fuerza, me di la vuelta viendo que me adentraba al bosque, aún seguía luchando y gritando hasta que mis manos tocaron una rama la cual tome y sin aviso lo lance hacia su ojo izquierdo. Al ver dado en el blanco patee su hocico, me soltó y aproveche para huir. Estaba al borde del miedo y aunque dije que la muerte era algo natural me negaba a morir de esa forma, sabía que ese animal me alcanzaría en cuestión de minutos. Entonces pensé en aquel chico de piel blanca y cabello dorado.

— ¡Jimin!—grite y caí de nuevo—me puse en posición fetal cerrando los ojos fuertemente.

Aun en esa posición fui capaz de oír como si fuera un jauría de perros luchando, poco a poco abrí los ojos en dirección del ruido y me lleve ambas manos a mi boca, cuando otro perro enorme color rojizo peleaba con el otro de pelo gris. Trate de levantarme y huir pero al parecer mi tobillo estaba lastimado, entonces sentí como unas manos tomaron mis hombros por detrás. Grite, patalee hasta que lo escuche.

—Jazmín tranquila, soy yo—me calme—ven, hay que entrar—me cargo y nos adentramos a la casa donde me dejo en el sofá.

— ¿qué cosa era eso? ¿Los vistes? ¿Qué está pasando Jimin?—dije nerviosa y asustada.

—Necesito que te calmes—se puso de cuclillas frente a mí—necesito contarte algo, pero quiero que te calmes.

— ¡Que me calme, como piensas que haré eso!—grite.

— ¡Joder! ¿Quieres saber la verdad? o ¿no?—asentí, tomo asiento en el sofá junto a mí—esto te sonara de locos pero lo que viste no son simple perros Jazmín, lo que vistes ahí son lobos—lo mire incrédula.

—Estás loco, un lobo es de tamaño promedio y esa cosa era enorme, incluso tres veces más grande que un lobo normal—explique.

—Ya sé que puede sonar descabellado, pero te estoy diciendo la verdad—en sus ojos se notaba seriedad.

—haber espera, como explicas que exista una cosa así.

Suspiro—alguna vez has escuchado acerca de transformaciones de personas a un animal.

— ¿Qué? Hablas de hombre lobos—dije confundida.

—algo así.

—me estás diciendo que lo que acabo de ver es un hombre lobo, como esas cosas que pasan en la película de Crepúsculo—trate de sonar calmada.

—Si eso funciona entonces si—tomo mis manos—Tienes que creerme.

Antes de que pudiera contestar, la puerta se abrió dejando entrar a dos chicos

—Tenemos que irnos y rápido—dijo uno de ellos.

— ¿Quiénes son? ¿Cómo que irnos?—mire a Jimin en busca de respuestas.

—Ya habrá tiempo para eso, ahora tenemos que irnos de aquí—dicho eso se paró alejándose de mi dejando aparecer el mismo lobo amarillo de aquel día.

—Ya habrá tiempo para eso, ahora tenemos que irnos de aquí—dicho eso se paró alejándose de mi dejando aparecer el mismo lobo amarillo de aquel día

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  Empieza lo bueno nenes :)

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