◖ Epílogo◗  

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Existían tantas cosas por decir, pero tan poco tiempo para ello, y él lo sabía bien era por eso que sintió la necesidad de hacerlo.

«Siento que estas notas lleguen a ti de esta manera, Marinette, soy demasiado cobarde para decirlo de frente, así que este es el único medio que encontré para hacerlo.»

Adrien se encontraba de pie frente al buzón, con los nervios a flor de piel, podía notarse en sus orejas, por que estas se habían colorado de rojo. —Tú puedes —se animó a si mismo

— Cinco... cuatro... tres... —contó de reversa a partir de 5, de modo que creía podía darse fuerza.

Cuando ya había llegado al cinco, abrió el buzón, y metió el cuaderno, y huyó.

Bajo la mirada zafiro de una curiosa.

La perfección por concepto es aquello que es perfecto, y la definición de lo perfecto se basa en eso que no tiene errores, que no tiene defectos ni tampoco falencias. Algo que esta en su máximo nivel.

Alguna vez leí que cuando una persona se enamora, deja de ver los defectos de esa persona, el cerebro aumenta la producción de sustancias, maximiza lo bueno, y minimiza los defectos, los errores y todo lo malo. Muchas veces, por eso, hay quienes para sus amigos o conocidos, se vuelven "ciegos", por que el cerebro mismo provoca eso.  Y  en más de una ocasión, puede dejarte como tonto.

Algo que ocurría dentro de Adrien, él creía que desde que había comenzado a enamorarse se había vuelto torpe, como un niño, por que cada vez encontraba una razón más para enamorarse, pero no veía los defectos, y si los veía, entonces los minimizaba al grado de que más que defecto, parecía una razón más.

Enamorarse no es malo, tampoco es un pecado, es cierto que puede resultar desfavorable para muchos, pero depende también de bajo que circunstancias se da.

« ¿Qué podría haber dejado Adrien en el buzón? ¿Dónde estaba su guardaespaldas? ¿Acaso vino solo?»

Bueno, ninguna de sus preguntas se respondería si solo veía y pensaba. Así que decidió acercarse.

No supo como reaccionar al ver una caja de tamaño mediano, envuelta en papel azul de regalo, no tenía firma, solo decía que este era para ella. Pero la firma era innecesaria, pues había mirado a la distancia quién había colocado aquello en el buzón.

Confundida no supo que hacer, no había ningún motivo para recibir un regalo, no era una fecha especial, no era su cumpleaños, navidad, nada de eso, así que eso despertaba su curiosidad. ¿Por qué Adrien dejaría aquello en su buzón, y sin firmar?

Decidió abrirlo, pero lo haría en su habitación, subió a prisa saludando a sus padres en el transcurso, ellos la miraron extrañados, por que no les había dado chance de preguntar sobre lo que llevaba en manos, con emoción y pegado a su pecho.

— ¿Qué crees que haya sido eso? —Sabine miró a su marido, quién había hecho la pregunta.

Se encogió de hombros— Alguno de sus amigos debió dejarlo, o debe haber comprado algo en línea.

Aquello le pareció a Tom lo suficientemente razonable para no preguntar más.

Por otro lado, la azabache, emocionada comenzó a abrir la envoltura despacio, cuidando de romperla lo menos posible, todo lo que venía de su crush era valioso, como cualquier mozuela enamorada, su mente divagó, imaginando mil y un cosas por las cuales aquello había sido dejado por el mismísimo Adrien Agreste a su buzón.

◖ Lo Que Te Hace Perfecta ◗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora