﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌El joven alemán sonrió con ternura al sentir las manos de su precioso novio rodearlo desde atrás en un gran abrazo de oso. Hace una hora que se había levantado con el deseo de preparar el desayuno de ambos y así poder empezar su ajetreado día junto al polaco.
Tenían que apresurarse, pues él ocupaba regresar a la oficina y el contrario tenía que continuar con sus estudios en línea, pero ahora que lo consideraba nuevamente, quizá todo aquello podría esperar. Ahora sólo disfrutaría de ser convencido a sentarse y relajarse, a dejar que su pareja continuase con la preparación del desayuno mientras le contaba alguna que otra anécdota divertida.
Alemania jamás se cansaría de aquello, del estrujar en su corazón y de la falta de aire que le causaba el amor. Tan sólo rezaba porque sus días fuesen como aquellos; Conversaciones entretenidas al comer y dulces muestras de afecto al anochecer.
No podía desear nada más.
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