El pequeño polaco se encontraba recostado en la cama que compartía con su pareja. Sollozaba dolido por la discusión que había tenido con el contrario. Sabía que no era la intención del alemán gritarle, se sentía frustrado al saber que no todos apoyaban su relación.
»¡Soy feliz con él! ¿Por qué no lo entienden?«
Sus lágrimas pararon al sentir el cariñoso abrazo del mayor, de aquellos abrazos que alegraban al corazón.
—Lo lamento tanto...
—Shh...esta bien cariño, aquí estoy.
Siempre estaría para él, hasta el final de sus días.
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