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Soltó un suspiro resignándose a continuar firmando y verificando la validez escrita en los documentos que yacían esparcidos en su escritorio. A cambio, decidió tomarse un descanso, recostándose en la silla de cuero mientras leía y releía las diversas conversaciones que tenía con su pareja. Cuanto deseaba poder terminar su trabajo para tener una noche de películas a su lado.

Aquel pensamiento le arrebató otro suspiro junto a una tenue sonrisa. Era probable que el polaco llegaría a elegir alguna película de comedia y como ambos llegarían agotados al departamento quizá marcarían el número de una de las tantas promociones de pizza que estaban pegadas a su refrigerador, junto a unas cuántas fotos de ellos dos. Su novio no duraría hasta el final de la película, asique apagaría el televisor y se dedicaría a mirarlo un tiempo más. Verlo siempre le tranquilizaba, le hacía sentir que todo estaría bien si era a su lado.

Aquella fantasía se fue deshaciendo junto a los suaves golpes en la puerta de su oficina y antes de que pudiera contestar o de reclamarle a su secretaria por no informarle de alguna visita inesperada, la puerta se abrió mostrando a su dulce novio, el cual portaba un uniforme de tonalidades claras.

— Buenos días señor, ¿Se encuentra usted ocupado? — Sonrió con burla, cerrando la puerta detrás suyo— Vine a visitarte, y traje café, ¿Qué dices?

Oh, como agradecía tener un novio tan perfecto y encantador como el polaco.

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𝘼𝙡𝙡𝙚𝙨 𝙞𝙨𝙩 𝙜𝙪𝙩 | 𝘈𝘭𝘦𝘮𝘢𝘯𝘪𝘢 /𝘗𝘰𝘭𝘰𝘯𝘪𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora