Capítulo 18

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Alejandro

Hoy es lunes y estoy esperando a Amy para ir a los ensayos de la boda. Junto a mí está Kevin, digamos que emocionado por saber quién es la chica que me ha robado el corazón y la cordura. Veo a Amy bajando hasta el final de las escaleras. Al vernos nos enseña una sonrisa y antes de que se acerque le digo a Kevin algunas cosas.

—No hagas nada de lo que me pueda arrepentir, por favor. — demando nervioso mientras observo en su rostro una sonrisa que me es familiar y no me gusta nada.

—¡No puedo creer que me digas eso! Me ofendes. —  observa a mi novia la cual está a menos de dos metros y se vuelve a fijar en mí.

—Solamente te advierto. —digo antes de que Amy llegue hasta nosotros. Le muestra una sonrisa a Kevin y a mí me saluda con un beso.

—Hola, Ale. Y tú debes de ser Kevin, es un placer. Me imagino que Ale te ha hablado de mí — saluda alegre mientras Kevin sonríe con entusiasmo.

—Igualmente, es un placer. Alejandro, ¿por qué no me dijiste que era tan hermosa?— Le doy un codazo al escuchar eso y mientras se retuerce de dolor Amy solo puede reír.

—Gracias. ¿Nos vamos ya? Felicia nos está esperando, aunque se llevará una sorpresa al verte Kevin.

Asentimos con la cabeza y comenzamos a caminar. Llegamos más temprano como lo había pedido  mi chica. Todo está hecho un desastre en este lugar. Se ven cajas por doquier y se puede ver a Felicia vuelta loca en una esquina resolviéndolo todo ella sola.

— ¡Al fin llegan! Creo que me volveré loca con esto —dice con tono de alivio. Me sonríe y por unos segundos se queda observando a Kevin y él a ella, sin ningún disimulo.

—Pues llegamos para ayudar, tú mandas. — Kevin me mira con mala cara al provocar que interrumpieran su contacto visual, pero es que ya  el ambiente se estaba poniendo raramente incómodo.

—Pues empecemos acomodando todo, ¿quieren? —pregunta Felicia mientras nos muestra unas cajas tiradas en el suelo.

—Estamos aquí por ti Fel. Haremos lo que  quieras —comenta Amy preparándose para trabajar.

Felicia nos dedica una sonrisa amigable y esperanzadora, de inmediato comenzamos a trabajar. Ayudamos a organizar todo y cuando ya casi estábamos terminando empezaron a llegar algunos familiares y amigos de todos para el ensayo, así que tuvimos tiempo de recobrar el aliento.

—Estoy muerto, no puedo más —admito cansado mientras tomamos un poco de agua para recobrar el sentido. Hemos trabajado por horas, pero al fin este lugar parece una Iglesia.

—Pues renace, porque todavía te falta el ensayo del baile — espeta Kevin con una sonrisa burlona en la cara mientras observa a Felicia desde lejos.

—Creo que no llego al final. — No responde a mi comentario, lo único que hace es mover los ojos hacia donde Felicia vaya.

—Ella es genial, ¿eh? —Se ha quedado colgado por ella de una forma que ni él mismo se ha dado cuenta—. Es más linda de lo que creía y me sorprende que la silla no le impida hacer tantas cosas que fueran imposibles para otras personas.

—La palabra imposible no está en mi vocabulario. —escuchamos decir a Felicia mientras esta se acerca a nosotros. —Es un placer conocerte. Discúlpame que no tuve tiempo para presentarme, pero es que esto es una locura. Me llamo Felicia — Saluda dirigiéndose a Kevin mientras le extiende la mano.

—No te preocupes, igual es un placer. Me llamo Kevin. Esto está quedando muy fenomenal —responde mientras le estrecha la mano y le dedica una sonrisa cálida.

—Pues gracias. ¿Ya le diste tus medidas a Amy para el traje?— Ambos fruncimos el ceño al escuchar aquello. No sabíamos nada acerca de un traje para Kevin.

—No sabía nada acerca de eso. Y no quiero parecer grosero pero no soy parte de la familia y no veo bien estar en la boda de alguien que nunca he visto en mi vida. — explica apenado y confundido. Felicia ríe y sacude la cabeza.

—Tonterías, los amigos de mi cuñado son amigos míos —habla refiriéndose a mí—. Cuando terminemos aquí le das tus medidas a Amy y no se habla más del tema. ¿Está bien?

Kevin se sorprende ante su carácter y luego se para firme y coloca una mano sobre su frente como si estuviera saludando a un alto rango de algún ejército.

—Entendido.

De pronto se escucha como llamaban a todos para comenzar el ensayo del baile. Es cierto que va a ser una boda muy lujosa, pero la mitad de los invitados son amigos de la novia y el novio, así que en realidad esto parece más una fiesta de cumpleaños que una boda.

Estoy al lado de Amy esperando que Felicia “ruede” con su padre hacia al altar donde está su futuro marido, el cual...

Espera un momento. ¿Está coqueteando con la chica de la pastelería? ¡Pero qué imbécil! Y lo hace al frente de todos. ¿Cómo puede?

—Yo también lo veo. — indica Amy muy bajo para que nadie escuche. Se ha dado cuenta al igual que yo de lo que sucede—. Es un estúpido no le hagas caso. De todas formas, no va haber boda. —me guiña un ojo divertida y yo río por lo bajo.

— ¿Tienes algo planeado? —pregunto curioso.

—Pues no, pero te prometo que yo acabo con esta boda sí o sí —expone decidida mientras escuchamos que comienza a sonar la música del vals.

—Recuerda que si hay que interrumpirla yo te ayudo, cuenta conmigo —digo mostrándole una sonrisa

—Siempre, amor. —Me da un beso en los labios y seguimos el ensayo.

Para cuando todo ha acabado, mi novia trepa sobre una mesa y unos segundos después comienza a gritar.

—¡Necesito toda la atención de las mujeres menores de treinta años, por favor! —vocifera haciendo un alboroto entre todas las invitadas que están aquí hoy.

Amy, ¿qué estas planeando?

— ¿Ya tengo su atención? — Las chicas responden con un “¡Sí!” entusiasmado y llevo mi mirada hacia Kevin que se ha quedado a cuadros—. ¡Bien! Quiero recordarles a todas las chicas que este sábado es la fiesta de soltera de Felicia. ¡No se les olvide traer el regalo sorpresa! Las esperamos.

Comienzan todas a aplaudir y a gritar. Se baja de la mesa, veo como abraza a Felicia y luego se acerca a mí con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Qué es lo de fiesta de soltera? No me dijiste nada —indago curioso y un poco celoso, la verdad.

—Son cosas de chicas, no te puedo contar todo. — señala con una sonrisa pícara.

—Prométeme que me llamarás cuando termines y que te irás temprano. — No creo que esto sea una buena idea. Demasiadas mujeres juntas en un solo lugar nunca traen nada bueno.

—Tranquilo, ¡estaré bien!— me dice mostrando las dos manos con sus pulgares hacia arriba y me muestra una sonrisa tranquilizadora.

Eso espero...

𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑚𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑒𝑠 𝑖𝑟 (𝑁.#1)©️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora