Capítulo 4

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Alejandro

Releo el mensaje que estoy a punto de mandarle a Amy y trago con dificultad. ¿Será demasiado? Quizás debería dejar las cosas como están y no presionar más. De todas formas las cosas entre nosotros están bien, ¿cierto? Odio esto, de verdad.

—¿A quién le escribes?

Decido mandar el mensaje, coloco unas últimas palabras en él y doy enviar lo más rápido que puedo.

—¿Alejandro?

Oh, oh. ¿¡Le he mandado un "Te quiero"!? ¿ Pero qué...?

  —Alejandro, ¿me estás escuchando?

—¡¿Qué?!—cuestiono molesto y dirijo mi mirada a mi mejor amigo que me mira con sorna—. ¿Qué quieres?

—¿Por qué carajo no respondes? —bufo ante eso. Suelto el celular sobre la pequeña mesa que tenemos al lado y cojo uno de los cigarros que están en la cajetilla. 

Reviso dentro de mis bolsillos para ver si encuentro el encendedor pero nada. Hasta que lo veo aparecer ante mí gracias a la magia de Kevin. Lo enciendo y doy una calada para ver si con esto me puedo relajar un poco.

  —Te preguntaba a quién le escribes —interroga curioso y veo como toma otro cigarro.

—A una amiga —respondo rápido para evitar que continúe la conversación.

—¿Una amiga? ¿Cómo se llama? —curiosea descaradamente y hago como que no me doy cuenta mientras me acerco el cigarro a los labios.

—Se llama Amy —respondo entre risas , él en respuesta frunce el ceño.

—Me suena. —expulsa el humo hacia arriba . Veo como rápidamente abre los ojos y se dirige hacia mí sorprendido—. ¿¡La chica del aula!?

Asiento seguro y él ríe por todo lo alto. Sí, se lo he contado. Pero si no es a él, ¿entonces a quién?  Es la persona que más me conoce de toda la vida. Lo conocí con sólo seis años y aún entonces no éramos muy amigos pero ahora, diez años después, no podría imaginar una vida sin su compañía.

—Vaya, vaya.  Eso no me lo esperé. ¿Cuál es tu plan? —retoma la conversación con aire de diversión pero quedo viendo directamente al cenicero sin saber exactamente qué responder.

—No hay plan —admito alzándome de hombros. Me observa fijamente intentado saber si estoy o no de bromas .

Escucho un pequeño chiflido de su parte y una sonrisa de boca cerrada aparece en mí antes de que Kevin hable—. Bien. Quiero detalles.

— ¿Sobre qué?

—¿Estás de broma? —vuelve a dar otra calada y miro como suelta el humo por la nariz—. ¿Por qué le escribes?

—Saldremos el sábado.

—¿El sábado? —pregunta sereno y asiento con la cabeza—. ¿Van al concierto?

—No. —me acomodo en la silla donde estoy y apoyo la cabeza contra la pared mientras me fumo otro cigarro—. La llevaré a la playa.

𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑚𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑒𝑠 𝑖𝑟 (𝑁.#1)©️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora