Capítulo 1

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Todo era triste para la familia, mamá estaba más devastada que nunca y yo no me quedaba muy a atrás. El abuelo Jak había fallecido; él era mi mejor amigo, mi consejero, mi ángel, mi todo...

Una semana pasó desde el entierro de el abuelo. Últimamente no tengo ganas de levantarme, comer ni dormir. Siento que me arrebataron toda mi felicidad, ¿en serio se puede extrañar tanto a alguien?

- Hija, debes comer algo. Ya van días que no comes y...- su voz se quebró un poco- no quiero perderte a ti también.
Sus palabras de dejaron cayada, no sabía que decirle.
Iba hablar pero ella me interrumpió.
-Sé que es duro, tu abuelo murió hace una semana y yo lo amé con toda mi alma, fue uno de los mejores hombres que conocí. Es más que obvio que lo extrañas, pero no te dejes caer por eso, a él no le hubiera gustado verte así.
Las lágrimas comenzaron a salir sin control.
- ¡Es que lo extraño mucho, esto no es justo!
Mamá estuvo un buen rato consolandome, luego se fue dejando la bandeja de la comida en mi mesa de noche.

En cuanto salió del la habitación me paré para abrir las cortinas, de repente un mareo inundó mi cuerpo y caí. Todo se volvió negro de repente.

(Horas más tarde).

Desperté en un cuarto blanco, con muchos aparatos, por lo que deduje que estaba en el hospital. ¿Qué hacía acá? Mi cabeza taladraba cómo obra en construcción.
Noté a papá, sentado en un sillón, se veía bastante preocupado.

- ¿Qué pasó?- dije bastante adolorida. Sentía que mi cabeza iba a explotar.
- Tuviste un desmayo y te golpeaste bastante fuerte en la cabeza.
Eso explicaba el dolor
- Bueno, hablaremos de eso después- no podía descifrar su expresión.
Estaba por hablar pero mi madre llegó, interrumpiendome
- ¡Hija!- traía dos vasos y se le veía bastante feliz.
- ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
Cruzó miradas con mi papá, todo quedó en silencio. Varios minutos después respondió.
- Llevas seis horas.
- ¿Tanto? Okey, ya podemos irnos, ¿no?- dije mientras me levantaba de la camilla.
-No, detente, no podemos irnos-me interrumpió mientras me paraba-. Hay que hablar, seriamente-mi padre se veía extraño.
Todo esto me intrigaba cada vez más.
- ¿Hablar, de qué? No entiendo.
- El doctor nos dijo que no te dará de alta- no me miró directamente cuando lo dijo.
- Tienes aproximadamente más de 4 días acá y...- hizo una pequeña pausa‐ va a venir un psiquiatra, lo necesitas. Mi consejo es que hables y porfavor, come, porque sinó lo haces los médicos te harán comer a la fuerza
Eso fue muy seco y, definitivamente, no me lo tomé nada bien.
¿Por qué no comer por mi cuenta? ¿Qué pasó? ¿Cómo todo se fue a la mierda tan rápido?

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