Capítulo 2

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Estaba inquieta, mi respiración era cada vez más errática.

Sin pensarlo dos veces me levanté de la camilla lo más rápido que pude, arrancando el suero de mi brazo. Salí corriendo de la habitación, ninguna enfermera me vio para mi suerte.

No quería estar ahí, incluso ignorando le hecho de que no sabía la causa de mi alargada estadia.

Mi madre salió desesperada detrás de mi, intentando que me detuviera, ella empezó gritar para llamar la atención de algún enfermero o doctor.

Estaba cerca de la salida trasera del hospital, pero dos personas de seguridad comenzaron a seguirme.

Logre salir, algo mareada, la adrenalina corría por todo mi cuerpo. Divisé una pequeña plaza, no muy lejos.

Mientras corría me volteé a ver a los de seguridad, cada vez corrían más lento pero a pesar de eso no paraban.

¡Mierda! No me los podía quitar de encima.

Al no estar viendo al frente, me llevé puesto algo o mejor dicho, a alguien. Ambos caímos a un pozo que de construcción que había en la plaza.

Al parecer había perdido a los de seguridad.

– Perdón, lo lamento mucho, es que no presté atención y...– lo interrumpí tapandole la boca. Le hice una señal para que no hiciera ruido.

El chico estaba algo confundido, cuando me detuve a verlo mejor noté que era bastante lindo.

Tras asegurarme de que ellos se habían ido le saqué la mano de la boca.
– Está bien, yo era la que no veía por donde corría– hablé algo agitada.

Él comenzó a analizarme de alguna manera y notó mi ropa hospitalaria. Definitivamente debía moverme rápido.

– ¿Te escapaste?– fue bastante directo.

Al no querer responder, simplemente comencé a alejarme.

– ¡Oye, espera, puedo ayudarte!

Fue una oferta tentadora pero no estaba segura de tomarla, es un desconocido, podría tener malas intenciones.

– Estoy bien, adiós.

El tiempo había volado desde que me escapé, el amanecer estaba cerca y eso era malo, podían encontrarme fácil con la luz del día.

Había un frío que calaba hasta los huesos. Estaba sola, no tenía a dónde ir, me estaban buscando y no podía terminar de entender lo que me pasaba.

Sin darme cuenta comencé a llorar desconsoladamente.

Debía calmarse, sólo eso... no podía con tanto. No sé si saldré de esto.

Sentí que alguien se sentó a mi lado.

– No te voy a preguntar si estás bien porque la respuesta es más que obvio– su voz me resultaba conocida. Esperen... ¡¿por qué ahora?!
– Déjame sola.
– Tranquila, sólo quiero ayudarte. No me parece algo bastante normal que alguien huya de un hospital– hizo una pequeña pausa–. Soy Peter, ¿tu eres?

Parecía que él realmente quería ayudarme, sólo que no entiendo el porqué.

Me decidí en responderle cuando noté algo.

– Yo no lo sé, n-no recuerdo mi nombre– bajé la mirada.

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