❥ Café Amargo.

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¿Existe alguna forma exacta de medir la felicidad?

No por supuesto que no, Kim Seungmin, a sus veintidós años desea saber cómo medir todo el amor que le tiene a sus amantes, la relación de tres se vió en problemas de comunicación después de la traición durante el intercambio, pero con el pasó de los meses la desconfianza desapareció y el trío comenzó a vivir su apasionada relación libremente, Seungmin trabaja ahora para una editorial, realiza trabajos de corrección y redacción, no es exactamente lo que buscaba, pero le permiten escribir lo que podría ser una propuesta para lanzar su propio libro y por supuesto que necesita experiencia si quiere aplicar para ser maestro de universidad en un par de años, Jeongin aún estudia psicología, Hyunjin y Seungmin se ve a si mismos sonriendo tontamente mientras escuchan la cantidad de conocimientos que atesora la tierna cabecita de su pequeño, Jeongin cambió su personalidad poco a poco, dejo la hipocresía de lado para ser amado y amar, su confianza en sus amantes fue tan grande que a tan solo seis meses del regresó de Seungmin de Toronto, Jeongin llevó a ambos a conocer a sus padres, una experiencia única, por último Hyunjin, el increíble profesor Hwang, reconocido oficialmente por la universidad como uno de los profesores más queridos por los alumnos, junto a Minho, ahora con veintisiete años su vida toma un rumbo divertido cada que se ve involucrado en las ocurrencias de sus amantes, como algunos días atrás, a Jeongin se le ocurrió ir a un parque de diversiones y por supuesto que arrastró a Seungmin y Hyunjin con él, los tres probaron desde las atracciones más tranquilas, hasta las más eufóricas, Hyunjin tuvo que dormir mucho al día siguiente diciéndose que ya tiene cuerpo de viejo y que no puede seguir el ritmo de sus pequeños, como recompensa, ganó un día entero de cuidados, mimos y algo más delicioso que eso.

—¿Qué les parece playa el próximo fin de semana? —ofreció Jeongin para tomar un sorbo de su café, justo a cómo le gusta, un poco dulce.

—Mmm... —Seungmin aspiro el clásico olor de su taza de café, ese rutinario café americano que nunca cambia, —suena a qué será una oportunidad perfecta para salir del estrés, —sonrió para In.

Ambos chicos miraron al profesor y esperaron una opinión.

Hyunjin dejó salir esa coqueta sonrisa unida a esa juguetona mirada seductora, dos acciones que remueven todo en sus amantes.

—Es una idea maravillosa, —sonrió sobre su ya muy conocido café amargo, dió un largo tragó y miró a sus pequeños. Cada día al despertar se permite admirar la belleza de estos, normalmente cuando duermen es Hyunjin quien toma el centro, permitiendo así que sus pequeños se acurruquen en su pecho y sientan su calor, adora la manera tierna en la que Seungmin frunce la nariz cuando siente la luz perturbar su sueño, le fascina el adorable puchero que forman los labios de Jeongin al dormir, no existe forma de que renuncié a esa vida.

Después de su acostumbrado desayunó juntos los sábados cada uno regreso al trabajo, Jeongin fue admitido en un hospital de la zona como pasante, Seungmin regresa a la realización de correcciones y enfocar su creatividad en la escritura de su probable libro, y Hyunjin regresa a la universidad para dejar cualquier cosa que se encuentra fuera de sí en orden, normalmente los sábados prefiere ir a su cubículo para preparar sus clases de la siguiente semana, tiempo atrás no lo hacía, pero ya que sus pequeños trabajan en sábado, se dijo que debía ser parejo y por ello trabaja los sábados.

Los tres arreglaron todo lo necesario para un viaje de tres días a alguna playa cercana a Seúl, la semana pasó más rápido de lo que esperaban, a quien más trabajo le costó lograr su permiso fue a Seungmin, el CEO de la editorial dijo que Kim es de vital importancia para la editorial.

Seungmin se sintió felíz por ello.

Para ir a Daecheon prefirieron ir en avión, aunque podrían ir en auto acordaron en que es mejor que los tres descansen.