Liderazgo

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Efesios 2:10
Incluso antes de que nacieras, Dios ya tenía un propósito y un plan para tu vida. Ya tenías valor y valías la pena en Él incluso antes de que hicieras nada. Quiere usarte para llevar a cabo ese propósito y ese plan para tu vida. Empieza a descubrir aquello para lo que te dios te hizo. ¿Qué te apasiona en la vida? ¿Qué te motiva? Eso puede ser una señal que apunta a lo que Dios pretende que tu hagas con tu vida.

Hechos 9:1-15
Saulo tenía su horrible pasado de una vida dedicada a perseguir cristianos. Pero Dios tenía un plan para su vida y terminó usando a Saulo, que se convirtió en Pablo, para llevar el mensaje de Jesús y ser a quién se le atribuye la escritura de la mitad del Nuevo Testamento.

Que sepas que tu pasado no te descalifica para que Dios te use de maneras increíbles. Ni importa por lo que hayas pasado, lo que hayas hecho o quién eras; Dios puede usarte y lo hará. Así que, ¿a qué cosas de tu pasado te estás aferrando? Déjalas ir y deja que Dios obre.

Nosotros somos creación de Dios. Por nuestra unión con Jesucristo, nos creó para que vivamos haciendo el bien, lo cual Dios ya había planeado desde antes.
Efesios 2:10 TLA

Saulo estaba furioso y amenazaba con matar a todos los seguidores del Señor Jesús. Por eso fue a pedirle al jefe de los sacerdotes unas cartas con un permiso especial. Quería ir a la ciudad de Damasco y sacar de las sinagogas a todos los que siguieran las enseñanzas de Jesús, para llevarlos presos a la cárcel de Jerusalén.  Ya estaba Saulo por llegar a Damasco cuando, de pronto, desde el cielo lo rodeó un gran resplandor, como de un rayo. Saulo cayó al suelo, y una voz le dijo: —¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?  —¿Quién eres, Señor? —preguntó Saulo. —Yo soy Jesús —respondió la voz—. Es a mí a quien estás persiguiendo. Pero levántate y entra en la ciudad, que allí sabrás lo que tienes que hacer.  Los hombres que iban con Saulo se quedaron muy asustados, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie. Por fin, Saulo se puso de pie pero, aunque tenía los ojos abiertos, no podía ver nada. Entonces lo tomaron de la mano y lo llevaron a la ciudad de Damasco. Allí Saulo estuvo ciego durante tres días, y no quiso comer ni beber nada.  En Damasco vivía un seguidor de Jesús llamado Ananías. En una visión que tuvo, oyó que el Señor Jesús lo llamaba: —¡Ananías! ¡Ananías! —Señor, aquí estoy —respondió. Y el Señor le dijo:  —Levántate y ve a la Calle Recta. En la casa de Judas, busca a un hombre de la ciudad de Tarso. Se llama Saulo, y está orando allí. Yo le he mostrado que un hombre, llamado Ananías, llegará a poner sus manos sobre él, para que pueda ver de nuevo.  —Señor —respondió Ananías—, me han contado que en Jerusalén este hombre ha hecho muchas cosas terribles contra tus seguidores. ¡Hasta el jefe de los sacerdotes le ha dado permiso para que atrape aquí, en Damasco, a todos los que te adoran !  Sin embargo, el Señor Jesús le dijo: —Ve, porque yo he elegido a ese hombre para que me sirva. Él hablará de mí ante reyes y gente que no me conoce, y ante el pueblo de Israel.
Hechos 9:1‭-‬15 TLA



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