Prólogo - parte 2

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- Solo quería una vida normal, no era mucho pedir. - Pronuncie esas palabras entre carcajadas, no quería que ese momento acabara.

- Yo... yo no los mate. ¡Si, si lo hice!

Estaba mintiendo. Yo lo había hecho y lo había disfrutado mucho... como gritaron hasta que se rompieron sus cuerdas vocales, ese sonido me había dejado extasiado... la sangre tiñendo el piso de carmesí, eso fue algo divertido e incluso diría que... hermoso.

- ¡No fui yo... fue... fue alguien más! ¡Si eso, alguien más lo hizo! ¡No te engañes, admítelo. Sabes lo que hicimos y lo disfrutaste!

Una leve sonrisa se formó en mi rostro, mientras a su vez lágrimas brotaban. No sentía culpa pero a la vez sí ¿Qué me estaba pasando?

- Red.

- ¡¡Red!!

- ¡¡¡¡RED!!!!

...

- Red ¿Sabes dónde estás? o ¿Por qué estas aquí?

- ¿De qué está hablando? Estoy en mi casa.

- No, estás en un manicomio. Y estas bajo sospecha de asesinar a tus compañeros del liceo.

- ¿Que estás diciendo? Eso no es verdad.

- Dinos donde están los cadáveres que faltan.

- JAJAJAJAJA nunca los van a encontrar jejejejeje... jamás... espere un segundo, usted no es el padre de Camila, la recuerdo... sí que gritaba, decía cosas como "No me mates por favor, no lo hagas" lo decía llorando, fue muy divertido jejeje

El Psicólogo que tenía dos policías atrás, se levantó de golpe saltándome encima, me agarro de la camisa con una mano mientras me golpeaba con la otra, una y otra vez hasta que vi sus nudillos sangrar. Los guardias trataban de zafarlo de mí, al lograrlo lo alejaron de mí.

- ¡Te matare desgraciado! ¡Te juro que lo haré, no te lo perdonare!

- Fue un gran show, hablemos otro día. - Le sonreí y lo despedí con la mano mientras lo alejaban de mí.

Nunca pensé que haría algo así, aunque no lo negare, no me sentí mal por lo ocurrido.

Los oficiales me llevaron de nuevo a mi "cuarto", me quede contemplando sus paredes blancas. Ese color era mi favorito pero verlo a diario me hartaba, se tornaba asqueroso y junto a las charlas que me daban sobre su significado, se volvía aburrido.

Me acosté en la cama boca arriba, viendo fijamente el techo... Solo ha pasado una semana de mi traslado de la cárcel a este manicomio. Este lugar es muy tranquilo para mi gusto, me aborrece estar aquí... no hay diversión.

RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora