capitulo III

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Katherine

A la mañana siguiente desperté y como siempre mi madre estaba gritándome para que me arreglara para ir a la escuela, algo molesto porque a diferencia de mi hermana nunca he faltado. Soy buena estudiante inclusive podría faltar lo que queda del año escolar y aun así aprobaría.

El uniforme no era la gran cosa, falda crema con cuadros de color verde olivo, camisa manga larga, saco de dos botones azules con la insignia del colegio y medias largas. No utilizamos bolsos ya que todo lo dejamos en los casilleros en cambio usamos un maletín que nos proporciona el colegio para llevar nuestras tareas.

La escuela no esta lejos de mi casa solo unas tres cuadras a pie y un viaje de quince minutos en autobús. ¿si... nada lejos no? Cuando llegó puedo notar que la reja de metal pintada de negro está abierta lo cual era raro ya que siempre se mantiene cerrada hasta las siete. Sin embargo, aquí estaba seis y media y la reja abierta y un tanto golpeada, pero debe ser el sueño. Quisiera volver a dormir en esa cama. A un lado de la rejilla veo a mis amigos son las tres mejores personas que encontraras en tu vida.

Ethan es un genio de la tecnología, aunque se esperaba ya que tiene todas las pintas de un nerd pero su contextura ancha hace que parezca un tipo musculoso que alza pesas todos los días y su pelo rubio bien cortado no le favorece en nada.

La otra era Marina, se la pasa casi todo el día practicando karate o tenis en el campo del colegio. Es normal verla con una cola de caballo, su cinta roja de la suerte que me resultaba hermosa ya que tiene el cabello castaño con una tez muy pálida haciendo que note mucho y claro esta su mirada amenazante con unos ojazos negros.

Y la ultima era mi mejor amiga Eliza, apenas lograba llegarme al hombro, pero amaba su creatividad y su hermosa voz al cantar. La molestaban mucho por ser una estudiante indígena de intercambio permanente. La cierto es que ella resultaba muy mandona.

- Katherine podrías apresurarte, tenemos que mostrarte algo.

Cuando llego puedo ver que Mariana tiene un libro negro con un dibujo de un ojo cerrado. Las letras de portada no tenían sentido solo eran formas tiradas al asar.

- ¿Qué es eso? - pregunte curiosa.

- Un libro genio; da - responde con obviedad.

- Ruedo los ojos -si Mariana. ¿Pero de qué?

- No se, la verdad te esperábamos para abrirlo.

Al abrirlo solo contiene dibujos de niños y adultos viendo la televisión, pero en la parte inferior estaba una figura diferente hasta que llegamos al círculo. En ese instante el libro empezó a mostrarnos dibujos y palabras muy raras como si fueran para invocar demonios, matar a un dios, identificar a un enano. Todo era muy misterioso y nos puso un tanto nerviosos, hasta que llegamos a una pagina que solo tenia una oración. La verdad no se que paso ya que mis tres amigos empezaron a decirla a la vez.

- Principatus lamia in calígine egredietur lupi nostrae.

El libro empezó a vibrar cerrándose de golpe cayendo al piso mostrando aquella portada que ahora me parecía muy escalofriante. Mis amigos seguían parados mirando fijamente al libro como si estuviesen hipnotizados, de repente el ojo de la portada se abrió mostrando lo que parecían tres collares los cuales al cerrarse el ojo desaparecieron.

Se me helo la sangre cuando se volvió a abrir. Ahora era un ojo rojo con una línea vertical negra, el cual se movía frenéticamente buscando algo, hasta que paro al verme al mismo tiempo mis amigos de toda la infancia empezaron a gritar como si les hubieran puesto algo sumamente caliente en la espalda.

Guerra Por El Septimo ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora