dos

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dos de seis

"Donde Benjamin encuentra algo más que a un gatito callejero"

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Benjamin se siente atragantar con su propia saliva. En esa casa no hay nadie más que él y acaba de escuchar otra voz. En esa casa no hay nadie más que él y el gatito que encontró y...

Se tensa. Una mano acaba de tocar su brazo y él se gira por mero instinto. Ben siente que esos segundos han transcurrido como una eternidad, y tal vez es porque hay tanto miedo en sus movimientos que apenas logra voltear ambos se separan como si fuesen imanes repelándose.

Frente a Benjamin hay un niño, uno que nunca había visto. El niño se aleja tanto que logra esconderse tras la puerta con un temor pintado en su rostro y luego se asoma, sus ojos cambian como si ya no temiera, como si no hubiese nada que temer en Ben.

El niño se para frente a él con la curiosidad reflejada y entonces Ben puede verlo mejor. Parece ser de su edad aunque es delgado y de apariencia más pequeña si se le compara con él, tiene unos pequeños ojos vivarachos, piel lechosa y cabello cobrizo y alborotado del que... oh sorpresa, un par de orejitas del mismo tono acompañan y se mueven involuntariamente cuando se siente observado.

—¿Qué eres? —. Pregunta Benjamin casi inaudible.

—¿Esa leche es para mí? ¡Estoy hambriento!

Después de esa respuesta Benjamin puede detallar en tres cosas: los pequeños y afilados colmillos que sobresalen de su boca, una larga cola que se mece de un lado a otro y que, el niño (o lo que sea que es) está completamente desnudo.

Ben siente los colores subir a su rostro y corre la mirada arrastrándose un poco por el suelo incapaz de levantarse.

Sabe lo que es. Ha escuchado tantas cosas de ellos que ahora teme de él.

—¡Por Dios, cúbrete!

El otro parpadea confundido. —¿Te da vergüenza? —. Responde. Ben cubre su rostro con sus manos y siente un escalofrío cuando vuelve a escuchar su voz mucho más cerca —. Oye... —. Ben abre sus ojos y lo ve por las rendijas de espacio que hay entre sus dedos. Ahora lo tiene frente a él —. ¿No tenemos lo mismo? ¿Tú no tienes lo mismo que yo?

—¡Claro que sí! —. Responde el rubio en un grito, con las mejillas infladas y el ceño fruncido.

—¡Ah! ¿De verdad? —. Le dice. Ladea el rostro y forma una sonrisa de emoción —. ¿Puedo ver? ¿Me la muestras?

Ben tartamudea, se sonroja y antes de que pudiera negarse, siente el rostro de la otra persona a centímetros del suyo.

—¡Vamos! ¿También tienes una colita? Pero no la vi, ¿usas ropa especial para ocultarla? A mí no me gusta usar ropa porque me lastima... ¿así que tú también eres un híbrido? ¡Casi no se nota! ¿Eres un híbrido de gato? No... no parecer serlo, ¡eres un híbrido de perro! Pareces más como un cachorro, ¿dónde están tus orejas? Tienes el cabello tan largo que seguro se han ocultado.

Sintiéndose abrumado por el parloteo, el aliento contra su rostro y la forma tan efusiva en cómo le acariciaban el cabello, Benjamin se aleja tan abruptamente que asusta al otro niño.

Sus orejas se bajan al igual que su mirada. Por alguna razón se siente mal.

—Realmente eres...

—¿Un gato? —completó —. No, soy un híbrido.

Escucha la respuesta y se aleja. Joseph lo mira confundido, ahora Ben está a más de un metro de él como a la defensiva.

Ronroneos a media noche || BenHardy x JoeMazzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora