2. Arqueología de la violencia

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La persistencia de la violencia lleva aFreud a suponer que existe una pulsiónde muerte que origina los impulsosdestructivos. Estos circulan hasta que sedescargan en un objeto. René Girard, encambio, trata de evitar una hipóstasis dela violencia, remitiéndola a una«rivalidad mimética». Esta surge de laimitación del comportamiento del otro.Según la tesis de Girard, las cosas soloadquieren valor si son objeto del deseode muchos. Uno quiere poseer lo que losdemás también quieren poseer. De estemodo, la «mímesis de apropiación»genera un conflicto violento. Cuando dosdeseos se dirigen al mismo objeto, seconvierten en un obstáculo el uno para elotro. De ahí que Girard concluya que lamímesis conduce inevitablemente alconflicto[7]. Argumenta que la «rivalidadmimética» es la fuente principal de laviolencia humana. Para este autor, laprohibición mimética, que cree ubicaren muchas culturas, es una medidapreventiva frente a la violencia, pues«toda reproducción mimética genera asu vez violencia»[8].El concepto de Girard de «rivalidadmimética» no capta, sin embargo, laesencia de la violencia. El rival apunta,etimológicamente, al uso del agua delrío (rivus). Este no ansía el agua porqueotros también la deseen. Los actosviolentos surgen en la lucha por cosascuyo valor no responde al deseomimético, sino a un valor instrínseco. Setrata de cosas que satisfacen lasnecesidades primarias. La teoríamimética de Girard también fracasa alaplicarse al dinero. No lo deseo porqueotros lo deseen. No adquiere valor porobra del deseo mimético. El dinero esun objeto particular, puesto que es elvalor. No cabe duda de que la mímesisse presenta como una de las formasprincipales de comportamiento humano.No hay socialización posible sin ella.Pero, en primer lugar, se refiere a losimbólico, como la lengua o lospatrones de comportamiento, que noimplica necesariamente el estallido deun conflicto violento.Girard también remite la venganza ala mímesis. Denomina «crisis mimética»a la espiral mortal de la violencia de lavenganza.En el estadio de la venganza desangre siempre está en juego elmismo acto, la muerte, que seejecuta del mismo modo y porlos mismo motivos, imitando unasesinato previo, cuya imitaciónse perpetúa indefinidamente.[...] La forma encadenada de lavenganza se presenta comocumbre y perfección de lamímesis[9].La espiral de violencia asesina no sefunda en la imitación de unos a otros[10].La mímesis no aclara la espiral de lavenganza de sangre. En la prácticaarcaica de la venganza, lo importante esel homicido como tal y no la mímesisdel homicido. Matar contiene un valorintrínseco. La economía arcaica de laviolencia no está guida por un principiomimético, sino capitalista. Cuanta másviolencia, más poder. La violenciainfligida a otro aumenta la capacidad desupervivencia. La muerte se superamatando. Se mata bajo la creencia deestar apoderándose de la muerte. Estaeconomía arcaica de la muerte sigueviva entre los antiguos. Aquiles venga lamuerte de su amigo Patroclo matando sinorden ni concierto y dejándose matar.No solo se mata a los enemigos.Después de haber emitido los votos devenganza alrededor del cadáver, en lapira donde arde Patroclo sacrificanvacas, cabras, ovejas y cerdos. Se tratade la muerte como tal[11]. Aquí, lamímesis no desempeña ningún papel.La violencia es, en efecto, laprimera experiencia religiosa. Eltrauma, el miedo y, a la vez, fascinación,que, para la gente de los tiemposprehistóricos, debió suponer laviolencia aniquiladora de la naturaleza yla violencia letal de los animalescarnívoros hizo que quedaranpersonificadas en deidades o elevadas arealidades sobrehumanas. La primerareacción ante la violencia es suexternalización. La cultura arcaica noconoce esa «violencia de la naturaleza»,su causa de naturaleza interna se conoceperfectamente y de ahí que no inspiremiedo. La violencia en el interior de lasociedad, en consecuencia, se entiendecomo resultado de una violencia queirrumpe en la sociedad desde fuera. Nisiquiera la enfermedad y la muerte sonun acontecimiento operado en el interiordel cuerpo. Más bien, remiten a unaviolencia externa. Toda muerte esviolenta. No existe la muerte «natural»ni la «violencia de la naturaleza».La religión arcaica es un complejode interacciones con la violenciaexternalizada como sagrada. Elsacrificio constituye una de las formasde interacción más importantes. Entrelos aztecas, se emprendían guerrasrituales para hacer prisioneros yofrecerlos luego como ofrendas humanasal dios sangriento de la Guerra. Elséquito bélico iba encabezado porsacerdotes, de modo que la propiaguerra se presentaba como un servicioreligioso. Tanto la guerra como elasesinato masivo son comportamientosreligiosos. En la cultura arcaica, laviolencia se erige en un medio centralde la comunicación religiosa. Seestablece una comunicación con el diosde la Violencia por medio de laviolencia. Muy distinto es elcomportamiento hacia una violencia quese experimenta como divina. «En esassociedades, los males que la violenciapuede desencadenar son tan grandes, ytan aleatorios los remedios, que elacento recae en la prevención. Y elterreno de lo preventivo esfundamentalmente el terreno de loreligioso. La prevención religiosa puedetener un carácter violento»[12]. Elcomportamiento religioso, pretende, enprimer lugar, amainar la violencia yevitar su desencadenamiento, aunque seapor medio de la violencia. La víctimaconciliadora carga con toda la violenciaen el interior de la sociedad y susacrificio acaba con esta. «Son lasdisensiones, las rivalidades, los celos,las peleas entre allegados lo que elsacrificio prentende ante todo eliminar,pues restaura la armonía de lacomunidad y refuerza la unidadsocial»[13]. La víctima funciona como unpararrayos. Por medio de una astucia, laviolencia se desvía a un objetosustitutorio[14].Girard destaca una y otra vez que laprevención de la violencia constituye laesencia de la religión[15]. La víctimatambién sirve, sin duda, para prevenir laviolencia, pero lo religioso no puedereducirse meramente a eso[16]. Lapráctica religiosa de la violencia nosolo es reactiva y preventiva, sinotambién activa y productiva. Si unasociedad se identifica con su dios de laViolencia o de la Guerra, se comportacon agresividad y violencia. En estesentido, los aztecas hacían la guerra ennombre del violento dios de la Guerra.Producían violencia activamente. Laviolencia actúa multiplicándose eintensificándose. Sobre ello, escribeNietzsche:Un pueblo que continúa creyendoen sí mismo continúa teniendotambién su dios propio. [...]Proyecta el placer que su propiarealidad le causa, su sentimientode poder, en un ser al que poderdar gracias de eso. [...] ¿Quéimportaría un Dios que noconociese la cólera, la venganza,la envida, la burla, la astucia, laviolencia?, ¿al que tal vez no lefuesen conocidos ni siquiera losdeliciosos ardeurs de la victoriay la aniquilación[17]?Las innumerables calaveras que adornanlos templos aztecas no hablan la lenguade la prevención de la violencia, sino lade su producción activa. La acumulaciónde los cráneos de las víctimassacrificadas, que se amontonan en cajasde madera, funciona como capital. Laviolencia del sacrificio genera unsentimiento de desarrollo, de fuerza, depoder, y también de inmortalidad. Lasociedad arcaica se comporta frente a laviolencia no solo de un modopreventivo-inmunológico[18], sinotambién capitalista.En el mundo arcaico cada muerte seentiende como consecuencia de unainstancia de violencia externa. Estaviolencia letal, que acontece, se intentacombatir oponiéndole unacontraviolencia. Uno se defiende de laviolencia ejerciéndola activamente. Unomata para no ser asesinado. Matarprotege frente a la muerte. Cuanto másviolento se es, cuanto más se mata, másinvulnerable se siente uno. La violenciaopera como una técnica tanática, quesirve para la supervivencia frente a lamuerte amenazadora.El ejercicio de la violenciaincrementa la sensación de poder. Másviolencia significa más poder. El poder,en la cultura arcaica, todavía nopresenta una relación de dominación.No supone un amo y un esclavo. Másbien queda hipostasiado en una sustanciasobrenatural, impersonal, que se puedeposeer, acumular o incluso perder. Losautóctonos de las islas Marquesasdenominan mana a esta sustanciapoderosa secreta, que se traslada de lavíctima al vencedor, que un guerrerobravo puede ganarse en gran cantidad.Se suponía que el guerrerocontenía en su cuerpo el mana detodos los que había matado. [...]Con cada muerte que lograbacrecía también el mana de sulanza [...] Para incorporardirectamente su mana comía desu carne; y para fijar esecrecimiento de poder durante unabatalla [...] llevaba sobre sucuerpo como parte de su equipode guerra cualquier partecorporal del enemigo vencido,un hueso, una mano reseca, aveces incluso un cráneoentero[19].La violencia como un medio de podersobrenatural e impersonal ofrece unaperspectiva de la venganza de sangrecompletamente distinta. Ya no es unarevancha frente a la persona responsablede la muerte. Aquí no se haceresponsable a nadie. El autor no entra enuna relación de culpa. La venganza desangre arcaica no se dirige a nadie enconcreto, y de ahí que sea tan terrible.El grupo sobre el que recae la muerte veminadas sus fuerzas. Así que este, por sulado, debe matar, para recuperar elsentimiento de poder mancillado. No setrata de la persona a la que se mata, sinode matar. Toda muerte, también lanatural, genera venganza. Por eso semata indiscriminadamente. Cada muertesupone un incremento de poder. Estaeconomía mágica de la violencia, ajenaa cualquier lógica racional, hace que lavenganza de sangre sea tan destructiva.A menudo, la venganza no recae solosobre los miembros del grupo del autordel delito, sino que afecta a cualquieraque, ajeno a todo, pase por ahí en esemomento. Solo la muerte compensa lapérdida de poder ocasionada por lamuerte.La forma arcaica del poder opera sinmediación como una sustancia mágica.El poder como sustancia solo después sedesarrollará como poder basándose en auna relación jerárquica. Su inmediatezhace que este poder sustancial noimponga ninguna dominación, pues estasupone una forma compleja demediación y de reflexión. La sociedadarcaica no presenta una estructurajerárquica marcada, la cual resultaesencial para la dominación. El jefe dela tribu, en sentido estricto, no ostenta elpoder, sino que es únicamente un medio:«El jefe de la tribu no profesa palabrasque apelan a la relación de orden yobediencia, sino que es un habla de lasociedad sobre sí misma, un habla através del cual la sociedad se reconocea sí misma como indivisible»[20]. Laposesión de mana, que distingue al jefede la tribu, no le proporciona el aspectode un soberano divino. Más bien, estetiene muy claro que lo matarán en cuantopierda su mana[21].El castigo racionaliza la venganza ypreviene su incremento imparable, quela hace tan destructiva. En la sociedadarcaica, la contraviolencia es la únicarespuesta a la violencia. El sistema decastigo y el sistema de venganza sedistinguen por un cambio de paradigmaradical. La violencia se convierte en unacto que recae sobre una persona. Ya noes un acontecimiento impersonal, quepudiera combatirse con violencia.Quedará ligado, al margen del contextode poder, a un contexto de culpa. Laviolencia no me hace poderoso, sinoculpable. El castigo no es unacontraviolencia, una venganza queejecuta el Estado en mi lugar. Elcontexto objetivo de culpa hace que másbien aparezca bajo la óptica de lomerecido o lo razonable. De este modono se genera una espiral de violencia. Laviolencia del castigo deja de lado laindeterminación característica de lavenganza arcaica, que impide todocontrol de la violencia. El hecho dedirigir y la dirección se necesitanmutuamente. El sistema de castigo no seguía por la venganza, sino por la lógicade intermediación, que resulta de unarelación de derecho objetiva. Impide elincremento descontrolado de laviolencia, pues no remite a laproducción de violencia, encontraposición al sistema de venganza,sino a la prevención de la violencia.Frente a la opinión común, quesostiene que en las sociedades arcaicasla guerra es una lucha primaria por lasupervivencia, resultado de la escasezde bienes vitales, Pierre Clastressostiene la tesis contraria y afirma quela guerra se basa en la mera agresión.Contra Lévi-Strauss y el estrechovínculo que establece entre guerra ytransacción, afirma que la guerra sefundamenta en una energía destructivaautónoma, la cual no tiene nada que vercon el comercio ni el intercambio[22]. Lasociedad arcaica vive en una relativaindependencia, de modo que no esnecesario librar ninguna guerra por laescasez de bienes. La guerra únicamentesirve para defender la autonomía y laidentidad del grupo frente a los otros:«Para cada grupo local, todos los demásson extranjeros: la figura del extranjeroreafirma la convicción de un nosotroscomo identidad. Eso significa lo mismoque un estado de guerra permanente»[23].La guerra permanente genera una «fuerzacentrífuga», dando lugar a un mundo delo múltiple en oposición a la unidad o lareunión. Según Clastre —y esta es sutesis central, muy controvertida—,impide la formación del Estado.Sostiene que la sociedad arcaicarechaza el Estado de modo consciente,haciendo la guerra permanentementepara evitar tal conformación. Lasociedad arcaica, como «como sociedadcontraria al Estado» es una «sociedadpara la guerra». Clastres escribe, sinahorrarse la provocación: «Si nohubiera un enemigo, habría queinventarlo»[24]. El Estado es una formade poder compleja. Se presenta comouna relación de dominación jerárquica,de la que no dispone en virtud de suestructura de conciencia[25].En la Modernidad, la economíaarcaica de la violencia no desaparecefácilmente. La carrera atómica,asimismo, proviene de la economíaarcaica de la violencia. El potencial dedestrucción se acumula, como mana,para generar el sentimiento de poder einvulnerabilidad. En el nivelpsicológico profundo, el pensamientoarcaico cree que la acumulación de lacapacidad de matar ahuyenta a lamuerte. El aumento de violencia letal seinterpreta como disminución de muerte.También la economía del capitalcomparte otro parecido sorprendentecon la economía arcaica de la violencia.Deja fluir dinero en vez de sangre. Lasangre y el dinero comparten unaesencia común. El capital se comportacomo el mana moderno. Uno se sientemás poderoso, invencible e inmortalcuanto más posee. El dinero apunta,desde su etimología misma, al contextode la víctima y el culto. En este sentido,originariamente, el dinero servía comoun medio de intercambio para adquiriranimales sacrificiales. Cuando alguientiene mucho dinero significa que disponede muchos animales y puede ofrecer unoen sacrificio en cualquier momento. Deeste modo, entra en posesión de un granpoder de muerte animal[26]. El dinero oel capital, pues, son un medio contra lamuerte.En el nivel psicológico profundo, elcapitalismo tiene mucho que ver con lamuerte y el miedo a la muerte. Tambiénahí reside su dimensión arcaica. Lahisteria de la acumulación y delcrecimiento y el miedo a la muerte secondicionan mutuamente. El capital sepuede interpretar como tiempocondensado, pues el dinero permitehacer que otros trabajen para uno. Elcapital infinito genera la ilusión de untiempo infinito. La acumulación delcapital trabaja contra la muerte, contrala falta absoluta de tiempo. En vistas altiempo limitado de vida, uno acumulatiempo de capital.La alquimia tiene por objeto latransmutación de un metal corriente enun metal noble. El plomo es el metalcorriente por excelencia. Quedaráasociado a Saturno, el dios del Tiempo.En la Edad Media, a menudo serepresentaba como un anciano con unaguadaña y un reloj de arena, es decir,como símbolo de la caducidad y lamuerte. La transformación de laalquimia del plomo en oro equivale alintento de sustraerse del tiempo y lacaducidad en favor de la infinitud y lainmortalidad. El aurum potabilepromete la juventud eterna. Lasuperación de la muerte está en el centrode la imaginación alquimista, y a su vezde la economía capitalista, cuya histeriade crecimiento y acumulación alimenta.Desde esta perspectiva, la bolsa es elvas mirabile del capitalismo moderno.La economía sagrada también siguela lógica de la acumulación. Para loscalvinistas, el éxito económico solo esfruto de la certitudo salutis de que unopertenece a los elegidos, que uno escapadel anatema eterno. El beneficio (Erlös)infinito es idéntico a la redención(Erlösung). La preocupación por lasalvación, que viene de la mano delmiedo a la muerte, genera la compulsióncapitalista a la acumulación. Se inviertey especula en aras de la redención.Existe una analogía entre la economíaarcaica del mana, la economíacapitalista del capital y la economíacristiana de la salvación. Presentan unatécnica tanática que sirve para escaparde la muerte, para escamotearse de ella.La economía capitalista absolutiza lasupervivencia. Su preocupación no es labuena vida[27]. Se alimenta de la ilusiónde que el incremento de capital generamás vida, más capacidad para la vida.La estricta y rigurosa separación entre lavida y la muerte reviste a la propia vidade una rigidez fantasmagórica. Lapreocupación por la buena vida dejalugar a la histeria de la superviviencia.La reducción de la vida a lo biológico, alos procesos vitales, desnuda la propiavida. La mera supervivencia es obscena.De este modo, la vida queda despojadade la vivacidad, que es mucho máscompleja que la pura vitalidad y lasalud. La locura con la salud surgecuando la vida ha quedado desnuda,como se vacía una moneda y todocontenido narrativo. Tras la atomizaciónde la sociedad y la erosión de lo socialsolo queda el cuerpo del yo, que hayque mantener al precio de la salud. Lapérdida de los valores ideales solo deja,junto al valor de exposición de un yosediento de atención, el valor de lasalud. La vida desnuda conduce a ladesaparición de toda teleología, todopara qué, con tal de conservarse sana.La salud se convierte en algoautorreferencial y se vacía en unafinalidad sin un fin.La vida nunca ha sido tan efímeracomo hoy. No hay nada que puedaprometer duración y consistencia. Comoconsecuencia de esta falta se generanerviosismo. La hiperactividad y laaceleración del proceso de vida puedenentenderse como un intento porcompensar el vacío en el que se anunciala muerte. Una sociedad gobernada porla histeria de la supervivencia es unasociedad de zombies, que no soncapaces de vivir ni de morir. Freudtambién es consciente de esta terribledialéctica de la supervivencia cuandocierra su ensayo De guerra y muerte.Temas de actualidad con la siguientecita: «Si vis vitam, para mortem» («Siquieres soportar la vida, prepárate parala muerte»[28]). Se trata de dar másespacio a la muerte en la vida, para queesta no se convierta en una vida dezombies entumecida:¿No sería mejor dar a la muerte,en la realidad y en nuestrospensamientos, el lugar que lecorresponde y dejar volver a lasuperficie nuestra actitudinconsciente ante la muerte, quehasta ahora hemos reprimido tancuidadosamente? Esto no parececonstituir un progreso, sino másbien, en algunos aspectos, unaregresión; pero ofrece la ventajade tener más en cuenta la verdady hacer de nuevo más soportablela vida[29].

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