Nada se rompe como un corazón

3.

Las calles alumbradas por las que camino cada noche de regreso a casa me traen recuerdos. No puedo evitar sentir melancolía cuando la brisa fría me roza el rostro y en mi nariz siento el olor particular de cigarrillo que él solía poseer en su ropa y que podía percibir cada que rodeaba mis brazos sobre sus hombros y recostaba mi rostro sobre su pecho. Al llegar a casa me despojo de mis cosas y me recuesto en mi cama para observar por algunos momentos la total oscuridad. Es entonces que la tristeza me invade y procedo a cerrar los párpados y a dejar que mi mente se encargue de reproducir los buenos recuerdos que me dejó.

Recuerdo cuando eramos una extraña casualidad. Nos encontrábamos paulatinamente y dejábamos pasar el tiempo a nuestro alrededor, él me contaba sus anécdotas y yo lo escuchaba con tanta atención que parecía no tener nada alrededor. La cálida tarde y el sonido de la cuidad me daban tranquilidad solamente cuando estaba sentada con él a mi lado. Solía recostarme en su hombro y tomar su mano para buscar esa paz que tanto necesitaba mi alma y que simplemente él me la daba con un poco de su tacto. El silencio entre ambos decía tantas cosas, sus labios contra los míos me daban una sensación de estar en otra realidad. Tales acciones cariñosas y palabras bonitas solo me daban un indicio de lo que estaba empezando a sentir era amor. 

Eramos todo y nada, como la vida y la muerte. Me sentía completa y feliz con solo sentir un poco de sus caricias o cuando me decía cosas agradables. El corazón siempre se me alborotaba de felicidad cada que lo sentía cerca o me miraba fijamente con esos ojos de ensueño. Mis manos  frías se entrelazaban con las suyas que eran siempre cálidas.Recuerdo que me daba cierta gracia cuando tomaba mis manos ya que las mías son muy pequeñas al contrario de él que eran mucho más grandes. Cada día que pasábamos un rato juntos aprendía muchísimas cosas de él y mis sentimientos comenzaron a incrementarse, mucho más de lo que yo pensaba.

Aveces quisiera volver al pasado y recordar como era la sensación de estar feliz.