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El destino siempre había sido algo complicado de explicar, cada individuo tenía su manera de comprenderla y verla, mientras unos la veían como algo religioso, otros lo veían como algo filosófico.
Varios hablaron sobre el destino ya escrito de una persona desde el momento de nacer, otros hablaron sobre el destino creado mediante las decisiones y acciones que la persona tenía, una minoría habló sobre un destino escrito al momento de nacer que podía ser cambiando por la misma persona o algo más grande.
Charlotte Gilbert era la muestra viviente de este último, nació con un destino prometedor y brillante, uno escrito desde el momento en que nació, una vida perfecta desde cualquier vista.
