Capítulo trece.

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Chimon despertó con un dolor de cabeza horrible, nunca debió a de a ver bebido tanto en la primera vez que probaba el licor. Se destapó y se quedó viendo fijamente a un punto de la habitación algo mareado.
Se levantó para dirigirse al baño, abrió la puerta y se mojó la cara con agua.

—Mh-m— Escuchó un garraspeo a su par. Se quedó quieto y volteó lentamente.

Se quedó mudo... Nanon estaba desnudo en su baño.

Desnudo en su baño.

¡Desnudo en su baño!

Chimon no pudo evitar sonrojarse y correr la mirada.

—¡Hey! Parecías muy entusiasmado viéndome— Nanon se burló de él.

—Tápate ¿quieres?— Chimon salió corriendo del baño metiéndose en su cama y tapándose hasta la cabeza.

—Ya te acostumbrarás a ver a tu novio así— Nanon seguía burlándose de su comportamiento, pero no era su culpa, nunca había visto a alguien desnudo.

—No eres mi novio— Gruñó el pelinegro.

Nanon se quedó pensativo, era cierto que no eran novios, pero ya lo serían. Quería que no fuera algo muy ostentoso pero tampoco quería algo muy simple.

—¡Oye!

—No grites, mi cabeza está que revienta— Chimon ya tenía confianza suficiente con Nanon, tal vez las personas si cambiaban de una u otra manera y estaba agradecido por ello o tal vez él era demasiado inexperto. Pero en este momento él solo necesitaba alguien con quién contar.

—No puedo creer que te hayas emborrachado con vino— Siguió riendo Nanon pero eso no le hizo ni una pizca de gracia a Chimon.

—No es mi culpa que yo nunca haya tenido amigos con quien tomar—Agregó tristemente Chimon comenzando a divagar un poco.

—Oye... No te pongas así ¡ahora a vestirse!— Besó su mejilla mientras el pelinegro rodaba los ojos, no había entendido que su cabeza dolía mucho.

Caminaron más a gusto ahora que ya habían dado la primera impresión aunque todavía los miraban mucho. Pero ya no le importaba mucho a Chimon siempre y cuando Nanon estuviera allí.

—¡Chimon! — First abrazó fuerte al pelinegro y le besó la mejilla. El pelinegro le dio una sonrisita mientras First pensaba que se miraba muy lindo.

—¿Se enteraron?— Cambió de tema rápidamente esperando que Nanon no se hubiera dado cuenta de su atención a el pelinegro —Alguien golpeó a Drake y Ohm.

El pelinegro le dio un codazo a Nanon mientras negaba con la cabeza y Nanon le sonreía cómplice.

—¡¿Pero están bien?!— Nanon fingió una cara de preocupación digna de un actor haciendo que Chimon tuviera que aguantar la sonrisita que se le quería escapar.

—Si, no te preocupes— Se pego disimuladamente más al pelinegro, este ni siquiera lo notó, pero Nanon sí. Estaba extrañado de que pensar. ¿No sería que First...? No, descartó la idea.

Las clases comenzaron de nuevo y Chimon se dirigió a su clase, su cumpleaños ya estaba muy cerca y ese día comprobaría quien sería su pareja, si bien él no se llevaba bien con sus padres quería presentarles a Nanon, aunque su madre ya lo hubiera... Saludado.

Las clases siempre eran aburridas pues él nunca hablaba con nadie, así que mejor se perdió en sus pensamientos en lugar de sentir la mirada hostigadora de la rubia.

—¿Que fue lo que...—. La rubia fue interrumpida por First.

—Nada, ahora ya deja de molestarlo— Le dio una mirada molesta y la rubia se encogió en su asiento. Si bien ella era imponente seguía siendo una omega.

First caminaba muy pegado a Chimon y éste se sentía un poco incómodo. Cuando al fin se encontraron a Nanon este se quedo observándolos... tal vez su conclusión no estaba muy alejada de la realidad.

—¿Como fue tu día, pequeño?— Ese apodo cariñoso hizo que First volteara los ojos.

—Bien— Lo abrazó —¿Y el tuyo?

—Bien— Le sonrió

Las clases habían terminado y Nanon no podía sacarse de la mente que a First le gustara Chimon, es decir, le aterraba un poco ya que al pelinegro podría haberle llegado a gustar First.

Ya no sintió al pelinegro a su lado y volteándose lo encontró con dos helados.

—Toma, te traje uno— ¿Cuando si quiera los había ido a comprar?

—Pequeño escurridizo ¿cuándo los compraste, eh?— Se acercó para hacerle cosquillas al pelinegro que comenzó a removerse para todos lados.

—P-pa— Hablaba entrecortado por la risa, en un mal movimiento su helado estaba a punto de caerse y al impedirlo terminó estrellándolo en el rostro de Nanon.

—L-lo siento— Chimon se puso nervioso, puede que el se haya enojado por eso.

—Unas disculpas no lo arreglarán— se acercó dándole un beso a Chimon que simplemente colocó sus brazos en los hombros de Nanon aunque no llegaba mucho.

Nanon se separó y el pelinegro se rió.

—Sabes a helado— Nanon le mandó una mirada de incredibilidad señalando su cara. Tomó el pañuelo que tenía en el bolsillo y se limpió el rostro con él.

Nanon lo guió hasta un pequeño espacio del bosque.

—¿A dónde vamos? Espero no que vayas a matarme o algo— Agregó bromeando. Se detuvieron justo en centro y se sentaron entre las hojas y árboles. Se quedaron mucho rato en silencio simplemente allí entre las hojas y tomados de la mano.

—Mon, espero que puedas perdonarme un día— El pelinegro se asustó, sonaba como la frase que le decían a alguien antes de matarla y su mirada se alarmó.

—Me refiero a lo de antes Mon— Se carcajeó Nanon. Se quedaron de nuevo en silencio.

—¿Quieres ser mi novio?— Chimon se avergonzó pero rió.

—Si.

Mi frágil omega. ♡ 《Namon》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora