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Pasamos a un lindo vecindario de los suburbios, estaba ubicado cerca a una colina, perfecta para criar a niños y pasar lindas tardes en familia llenas de paz y tranquilidad aunque ese no era tanto el caso de la familia Qian.

Doyoung se encontraba en su sillón favorito teniendo vista hacia afuera viendo el atardecer, pasaba cada tarde leyendo algún libro, por qué él amaba leer, disfrutaba del silencio en el que a veces se encontraba su hogar, se encontraba leyendo "La campana de cristal" ese si era un buen libro y no las patéticas obras que le brindaba su instituto.

— Hola Do —la voz tranquila de su padre hizo presencia en el hogar, quien mantenía su vista en el correo de la semana—  ¿Heriste a alguien hoy?

— Aún no... — aparto la vista de su libro y miró a su padre con una sonrisa divertida — pero es temprano.

Doyoung amaba ver lo orgulloso que a veces su padre se mostraba con su personalidad. Su padre, Qian Kun un gran doctor, seguía aún revisando el correo, queriendo salvar algo interesante de tantos sobres, la mayoría lleno de promociones de viajes o cupones. Desde la cocina venía Chenle para saludar con una sonrisa a su progenitor.

— Hola papi — saludó besando la mejilla de su padre, quien le sonrió ante ese gesto, de los dos hermanos Chenle aún mostraba muestras de cariño tan fácilmente, cosa que a Kun no podía más que agradarle.

— Hola enano.

Doyoung cerró su libro, miro a su hermano de forma algo irritada, quería desafiarlo, eso asustaba un poco a Chenle.

— ¿Y dónde estabas?

— Por ahí.

El menor no quería ser expuesto por su hermano y mucho menos ser descubierto por su padre o este iniciaría la tercera guerra mundial aunque esté se encontraba ocupado con el correo que ignoró la pequeña conversación.

— ¿Qué es esto? — Kun elevó uno de los sobres, revisándolo mejor para ver si lo conocía de algún lugar—. Dice "para Qian Doyoung".

Doyoung dejó su libro a un lado y tomó el sobre rápido, estaba nervioso y a la vez emocionado por ver que contenia, así que abrió rápidamente el sobre leyendo la hoja que está contenia, había buenas noticias. No pudo hacer nada más que gritar eufóricamente, lo había logrado.

— ¡¡Lo conseguí!! ¡Estoy dentro! — reía entre los gritos, salto de su sillón y caminaba lleno de felicidad por toda la sala aún con carta en mano, termino tirándose hacia otro sillón más grande. Kun estaba asombrado con la felicidad de su hijo pero algo le llamo la atención.

— Cariño, eso es genial, pero ¿eso no está al otro lado del país?

— Entre más lejos, mejor —Su padre no entendía a lo que su hijo se refería.

— Pensé que entrarías a la Universidad Nacional de Busan, como yo — trató de sonreír, pero no sabía como sentirse en realidad. No estaba listo para dejar ir a uno de sus hijos mucho menos al otro lado del país, sin estar ahí acompañándolo y cuidando de él ante algún peligro.

— No, no será así.

El mayor chasqueó los dientes al ver la mirada fría con la que volteó a verlo su hijo, a veces su propio bebé le daba miedo.

— Entonces te iras, ¿así, nada más?

— Eso espero — Chenle soltó acompañado de una sonrisa que iba dirigida a Doyoung, no podía haber nada mejor para el menor que él se fuera. Sin embargo su padre lo miro intentando reprocharle.

10 COSAS QUE ODIO DE TI (ADAPTACIÓN JAEDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora