HANNIE IN WONDERLAND [TERMINADA]

5 (Final)

Jeonghan permaneció un día más en el hospital, pues el médico quería asegurarse de que la situación en el parque no volviera a repetirse. Por suerte para él, su recuperación fue exitosa y a la mañana siguiente obtuvo la autorización para regresar a casa, y también a la escuela. Pero, a pesar de que su salud mejoraba, su semblante se mantenía apagado.
Esa tarde, él y Seungcheol estaban sentados en el Heaven's Cloud, la cafetería donde iban después de clases junto a Soonyoung y Jihoon. Los tres mayores hablaban sin parar y reían a carcajadas, a diferencia de Jeonghan, quién se mantuvo todo el tiempo en absoluto silencio, con la cabeza apoyada en la palma de su mano, y la mirada perdida más allá de la ventana a su lado. Su cabeza estaba sumida en un sólo pensamiento. Durante su estadía en el hospital, Seungcheol negó estar en una relación con la chica de la biblioteca, más reconoció que había "alguien" que le gustaba mucho, y que pronto confesaría sus sentimientos. Eso le provocaba un enorme vacío en el estómago. Por supuesto, su mejor amigo no tardó en notar que algo andaba mal.

—Hannie ¿Estás bien? —preguntó Seungcheol.

No obtuvo respuesta, así que agitó su mano frente a los ojos del chico. Este tardó un par de segundos en reaccionar, y cuando lo hizo, parecía desorientado.

—¿Ah?

—Te preguntaba si te encuentras bien —respondió Seungcheol, preocupado.

—¡Ah! Sí —dijo Jeonghan —Estoy bien.

—¿De verdad? —repitió Seungcheol, seriamente.

—¡Sí! —afirmó Jeonghan, sonriendo.

Sin embargo, su sonrisa no era la misma de siempre, y Seungcheol lo conocía demasiado como para pasarlo por alto. Las cosas no mejoraron cuando dejaron el Heaven's Cloud. Luego de despedirse de los amigos de Seungcheol, ambos caminaron en dirección a la casa de Jeonghan, pero este apenas dijo palabra. Es más, estuvo a punto de cruzar una calle cuando el semáforo aún estaba en rojo. Seungcheol alcanzó a coger su mano para evitar que fuera atropellado por un vehículo que pasaba en ese momento.

—¡Hannie! —gritó, tirando de su brazo.

Jeonghan apenas fue consciente de lo que acababa de ocurrir. Un segundo después, el semáforo dio luz verde, y Seungcheol, que seguía cogiendo la mano de Jeonghan, lo condujo hasta la otra esquina.

—¡¿Qué sucede contigo?! —lo reprochó Seungcheol, una vez que estuvieron del otro lado —¡Pudiste haber muerto!

—Lo-lo siento —tartamudeó el chico —. No vi que seguía en rojo...

Seungcheol lo observó, preocupado. Era demasiado obvio que algo sucedía con su amigo. Levantó su brazo y comprobó la temperatura en su frente.

—No tienes fiebre ¿Te duele algo? —preguntó, aún con el ceño fruncido.

Jeonghan negó con la cabeza, mirando al suelo. El contacto con la piel de Seungcheol le había revuelto el estómago, y ni siquiera se atrevía a levantar la vista por miedo a enrojecer de vergüenza.

—¿Estás seguro? —insistió Seungcheol —Tienes las orejas coloradas.

Jeonghan abrió los ojos de par en par al oír aquello, e instintivamente las cubrió con sus manos. Acababa de ser descubierto.

—¡Estoy bien! —exclamó, nervioso.

—¡No te creo! —respondió Seungcheol, alzando una ceja.

Jeonghan abrió la boca para responder, pero se arrepintió de inmediato. Si las cosas seguían de ese modo, terminaría confesando sus propios sentimientos, y siendo rechazado después, algo que no podría soportar. Inhaló profundo y relajó su cuerpo.