Episodio 19 | Parte 3

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—¿Entonces, de qué querías hablarme Miiko?

—Solo quería saber si habías recordado algo de tus sueños con el Oráculo.

Hubo un silencio un poco pesado en la sala del cristal cuando Miiko dijo aquello, estaba un poco cansada y desganada luego de lo que había pasado con Ewelein, alguien la había asesinado en sus narices y ahora el problema que existía en torno a Erika se había hecho más grande. Miiko miró a la guardiana quien parecía también bastante cansada y desganada, más no por lo de Ewelein sino porque la kitsune aún tenía en su cabeza sacarle las palabras de la boca.

—Lo siento, pero todavía no.—Erika apartó la mirada sin ganas de aportar algo más. Oyendo un suspiro pesado venir de parte de Miiko la sintió recostarse de la pared a su costado.

—Entiendo.

Erika miró de reojo a Miiko, se veía seria y pensativa, aunque intentaba adivinar que podría estar pasando por esa cabeza en realidad no daba con algo en concreto que pudiese apuntar como lo más posible. No sabía si Miiko desistiría con aquello de la pócima o si se atrevería a algo más.

—Erika, hay una pequeña misión a la que me gustaría que asistieses con Nevra y un par de miembros más.

—¿Enserio?

—Sí, puedes pasar por la biblioteca más tarde y pedirle a Ykhar o a Kero toda la información, además, recuerda que hoy tienes ronda de vigilancia por la noche.

Erika asintió, detenidamente se apartó de la pared, solo volvió a mirar a Miiko una vez más antes de salir de la sala del cristal. Decidió volver al interior de su habitación para pasar el rato hasta que los ánimos dejasen de estar tan densos por el entierro de Ewelein y pudiese ir a buscar la información de aquella misión, mientras yacía acostada en la cama acariciando a Dastan no podía evitar recordar los sueños que había tenido donde el Oráculo le advertía de Leiftan.

¿Tal vez era el plan que Leiftan tenía con el cuartel lo que asustaba al Oráculo?, ¿él en realidad era el malo de toda historia, o solo lo habían pintado como tal?... pensándolo bien, tal vez Oráculo solo le había advertido porque Leiftan era un Daemon. Entre esos pensamientos que no conseguía sacarse de la cabeza la noche llegó con una monotonía aburrida y agotadora.

Erika se preparó para hacer su ronda nocturna una vez pasó por la biblioteca y Kero le atendió dándole el pergamino que contenía los detalles de su misión, al parecer en uno de los pueblos del oeste había cierta problemática interesante. Dejando el pergamino sobre su cama salió de su habitación dirigiéndose al kiosco central.

Cuando Erika estaba cerca del punto en donde debía encontrarse con Valkyon, se quedó un poco extrañada al ver que el de obsidiana hablaba con Leiftan, a este último no le había visto desde el entierro y no es como si hubiesen tenido una conversación tranquila...

—Eh... ¿Valk?—Se acercó un poco incomoda hacia los chicos esperando no haber interrumpido nada importante.

—Erika, que bueno que ya llegaste, necesitaba decirte que hoy no podré acompañarte debido a un imprevisto. Leiftan se encargará de ti, ya le dije la ruta que les toca vigilar.

Erika miró primero a Valkyon y luego a Leiftan antes de asentir.

—Está bien Valkyon.

Tras una conversación breve Valkyon se despidió dejando solos a Leiftan y a Erika, una vez compartieron la ruta que debían vigilar durante esa noche se pusieron rumbo a ello sin demorar más.

El camino a las afueras de Eel y llegando al claro del ciprés solo estuvo abordado por un silencio mutuo que ninguno de los dos parecía atreverse a romper, de vez en cuando Erika miraba a Leiftan un poco nerviosa y de vez en cuando era Leiftan quien la miraba sintiéndose un poco triste.

Luego del entierro de Ewelein y que Miiko quedase distraída; Leiftan había tenido tiempo para poder reunirse con Ashkore y hablar acerca del asesinato de la elfo. Ciertamente sacarla de la jugada había sido su plan, sin embargo con haberla dejado en cama y ver la reacción de Erika por su confesión se había retractado en acabar con la vida de Ewelein, algo que obviamente Ashkore no siguió como estaba establecido.

Bien. No era para tanto si se ponía a pensarlo bien. El único problema que se enterraba dentro de su corazón haciéndole sentir enojado y frustrado era que Ashkore le había mentido a Erika diciendo que él mismo le había ordenado terminar lo comenzado con Ewelein, y ella se había tenido que manchar las manos con esa mentira. Luego de descubrir eso, ¡definitivamente cuanto sentido tenía que ella actuase de esa manera cuando trató de retenerla en el funeral, seguro pensaba que él era enserio algún tipo de monstruo sin corazón¡

—Y... ¿hoy tenías que hacer guardia o Valkyon te lo pidió a último momento?—Leiftan no pudo continuar en sus pensamientos, cuando Erika le preguntó aquello su mente vagó de recuerdo en recuerdo durante algunos segundos.

—A último momento, él tenía una conversación que atender con Miiko y un problema por resolver con un grupo de guardianes de su guardia. Así que me preguntó si hoy podía acompañarte.

—Oh...

Nuevamente silencio. Leiftan se detuvo al estar en el claro del ciprés, mirando a Erika a los ojos decidió confesar que él no le había pedido tal cosa, sin embargo, apenas abrió la boca Erika se le adelantó dando un paso adelante.

—Perdón...—Leiftan se quedó callado de golpe al escuchar aquello.—Dudé antes y también después de esa misión que me pediste... creo que no soy muy buena aliada para ti Leiftan, pero, yo... de todas formas quiero intentar ayudarte...

Leiftan se corrigió a sí mismo de decirle 'esa' verdad a Erika. Soltando un suspiro tenue trató de formar una sonrisa en sus labios.

—No es necesario disculparse... sé que tienes un gran corazón, así que es normal que hubieses dudado...

—Comprendo.

Con una sonrisa compartida que resultaba ser de sentimientos extraños Leiftan y Erika continuaron con su ruta de vigilancia dirección a la playa. El aire era fresco y el sonido de las olas relajante y agradable, la noche también se avistaba para ser perfecta. Dando una pausa a esa caminata que hacían; ambos se sentaron al borde de la arena, el agua que en olas llegaba disolviéndose hasta tocar la orilla solo era una fina capa de líquido frío que llegaba a sus pies.

Poco a poco, en ese tranquilo silencio se recostaron en la fina arena fría. Erika contempló el cielo estrellado, alumbrado por la gran luna blanca, pensando una vez más en cuan raro había sido pedirle perdón a Leiftan, sin saber que Leiftan también se sentía raro por ese momento.

Con un suspiro delicado Erika miró a Leiftan. Si, ese era el momento indicado de preguntarle por fin.

—Leiftan... ¿Por qué estás en contra de la guardia?

Hubo solo un corto silencio, antes de que el daemon la observase.

—La guardia siempre ha hecho mucho daño, siempre ha quitado y roto cosas que no sé pueden arreglar. Un ejemplo, es lo que te hicieron a ti cuando te hicieron quedar en el olvido de tu familia..., si el cristal se corrompe por completo, yo podría usar su poder como mío.

—¿Y... qué hay sí detienen tu plan?

—No lo sé... pero supongo que si no funciona ya nunca habrá otra oportunidad, así que es algo así como un 'todo o nada'.

Erika pareció pensar en algo. Observando el cielo despejado durante algunos segundos volvió su mirada a los verdes ojos de Leiftan, capturando la mano del daemon entre las suyas atrajo toda su atención a ella.

—Leiftan, si las cosas salen mal. Tú y yo deberíamos irnos lejos, tan lejos que la guardia nunca nos pudiese encontrar, tan lejos que pudiésemos vivir en paz por siempre.

—...—Un toque de sorpresa abordó esos ojos verdes al escuchar aquella propuesta. Con una sonrisa dibujándose en su rostro; Leiftan apretó las manos de Erika.—Es una promesa entonces.

Erika se levantó un poco de la arena, apoyándose de su hombro derecho deslizó su mano izquierda al rostro de Leiftan. En un impulso de todo lo que su corazón tenía para ofrecerle sus labios encontraron los del daemon sellando esa promesa de estrellas y olas de mar.

Mi Daemon Ideal | Eldarya | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora