Episodio 20

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Erika terminó de empacar lo último que necesitaría para su misión en las tierras oestes de Eldarya, miró hacia la hora para orientarse un poco, dando de inmediato con que ya faltaba poco para que se reuniesen a las afueras del cuartel para partir.

Como Nevra le había aconsejado en su momento llamó a Dastan para que la acompañase, al parecer, según lo que el vampiro le había contado de forma rápida, los gallytrots tenían un buen olfato y sentido del peligro eminente. Cosa que iba bien debido que al lugar al cual abrían de acudir se conocía era de tierra engañosa y esto había llegado a peores por un aparente cristal corrupto en la zona.

Con unas cuantas caricias a su familiar; Erika salió de su habitación mirando solo un instante su interior. Por un lado sintiéndose bien por salir otra vez y por otro sintiéndose nerviosa de lo que pudiese ocurrir, trató de que los malos pensamientos no llenasen su mente y tan solo se dirigió al punto de encuentro donde ya habían algunos miembros de la misión. Para su sorpresa grata Leiftan también estaba ahí, más él no participaría en esa misión por tener asuntos que atender en el cuartel.

No obstante al ver a Erika le sonrió y la ayudó a subirse en el familiar que se encargaría de llevarla de forma temprana a la zona donde la misión sería llevada a cabo.

—Ten cuidado, no quisiera saber que otra vez te heriste...

—Está vez seré mucho más cuidadosa que las demás veces, así que no hace falta que te preocupes tanto por mí.—Ante esas palabras Leiftan solo pudo forzar una sonrisa, realmente no muy convencido con esas palabras visto el historial que tenía esa mujer detrás suyo. Con un suspiro tomó de la mano a Erika.

—Me haría sentir más relajado si de vez en cuando me mandases un pergamino.

—¿Enserio?

—Sí, aunque... estaría mejor si me lo prometieses.

—Entonces lo prometo.—Soltando una sonrisa Erika llevó esa misma mano que Leiftan había tomado con tanta dulzura a su mejilla, sin que sus ojos se apartasen de él tiernamente acarició su rostro. En ese instante en donde todo pareció desvanecerse y ser perfecto en su totalidad ambos se contemplaron con amor antes de que la realidad volviese a ellos disolviendo su momento.

Leiftan soltó la mano Erika, y ella apartó sus dedos del rostro de él. Guiados por las órdenes del líder de Sombra todos comenzaron a movilizarse hacia un mismo destino, Erika miró solo un poco más a Leiftan antes de suspirar y retornar su mirada hacia el frente. El viaje fue tal cual como había pensado que sería: pesado y algo aburrido, cuando llegaron al destino y armaron las tiendas de acampar aprovechó el tiempo libre que tuvo para escribirle un pergamino a Leiftan.

Casi de inmediato embarcándose a las afueras del pequeño pueblo de aspecto terroso y olvidado para ver cómo se encontraba la zona con el fin de ver con sus propios ojos los estragos que empezaban a hacer los temblores en un lugar que tan cerca de montañas escarpadas se encontraba.

Estuvo alrededor de dos días haciendo paseos rutinarios a las afueras y anotando toda cosa extraña que se cruzase en su camino, sintiendo muy a su pesar que con cada hora perdida en esas caminatas los temblores empeoraban. Pero, no tenía más opción que obedecer las órdenes de Nevra, hasta que no supiesen donde estaba el cristal era peligroso echarse a la aventura.

En una de sus caminatas, junto a Nevra caminó en silencio durante bastante tiempo al lado de sus familiares gallytrots antes de detenerse al pie de una montaña de tamaño medio, con una mirada compartida observaron las acciones de los familiares. Ni ellos ni sus dueños parecían querer acercarse a más...

—No parece que sea tan difícil escalar, incluso creo que veo una cueva por ahí.—Nevra dio un paso a delante, haciendo crujir la tierra bajo sus pies. Retrocediendo nuevamente contempló el lugar en donde ese sonido se había producido.

Mi Daemon Ideal | Eldarya | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora