CAPITULO 1

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Me hago pedazos

Son pasadas las 2 de la mañana y otra noche que mis demonios no me dejan dormir, parece que esto nunca acabará. Me encuentro mirando el techo de esta habitación que parece ser la jaula de este pájaro con las alas rotas mientras que dentro de mi se desborda un río y sus aguas caen en forma de lágrimas por mis mejillas recordando todo lo sucedido pero esa no es la peor parte ya que cuando cierro los ojos todo se vuelve negro porque inmediatamente me traslado a ese momento en donde puedo oler su asqueroso aroma, ver su rostro como lo disfruta y sentir su cuerpo presionandose contra el mío. Están frustrante esta situación y es que este año ha sido una mierda puedo decir que ha sido el peor de todos, miro a mi yo del pasado volteo la mirado al presente me miro en el espejo hoy en día y simplemente no me reconozco en que momento mi mirada se tornó tan gris? En que momento deje ser yo? En que momento deje de ser feliz? En que momento deje de sentir?... La verdad no recuerdo la última vez que mostré una sonrisa sincera de felicidad plena.

Recordemos el pasado como fue que empezo esta pesadilla ya que lo recuerdo perfectamente. Para mi era un día normal de esos en los que sales sin saber que te depara el destino pero lo más irónico es que en el colegio el día paso sin ninguna novedad, más tarea y menos sueño nada a los que no estemos acostumbrados ha por cierto como olvidarme de los profesores y compañeros tóxicos esos nunca faltan pero eso ya lo sabían lo que no saben es lo que cambió mi vida ese día pero antes de entar en detalles resumiré mi llegada a casa que es un viaje casi de 3 horas en el cual debo tomar 2 buses , hacer una fila de una hora y tomar otro bus en el cual demoro otra hora en un tranque hacia mi casa por esa razón me alegra mucho llegar a mi casa ya que era el lugar donde iba descansar pero ese día llegue temprano y hubiese preferido llegar tarde como siempre lo hacía.

Mi llegada a la casa había sido tranquila hasta que entro en mi cuarto no pensé que nada malo pasaría ya que confiaba cien por ciento en el y solo iba a saludarme como toda la vida lo había hecho o eso es lo que yo pensaba y si eso fue lo que hizo saludarme pero con un beso en la boca que me saco de foco inmediatamente, la verdad yo no entendia que había pasado por tal razón le pedí disculpas como una estupida ya que sentía que debía hacerlo y que había sido una falta de respeto de mi parte pero la verdad era que no había sido mi culpa pero en ese momento yo no veia eso y lo único que el pudo decir fue que todo estaba bien. Yo no podía creer que el estuviera tan tranquilo cuando yo estaba angustiada por lo que había pasado. Así fue que empezó la tristeza, el miedo, la ansiedad, el insomnio, la depresión y las ganas de dormir para nunca despertar.

CRISTALES ROTOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora