El demonio de la puerta

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 Pensé que solamente me desmayara cuando ese cabr** me lanzara aquella piedra a la cabeza, pero ahora estoy seguro al 100% de que estoy más muerto que el demonio que custodia aquella puerta. Me acerqué a él y amablemente le pregunté dónde me encontraba, pues bien, se rió tanto que casi se mea.

-¿En serio no sabes dónde te encuentras chaval? Porque te habrás enterado al menos de que te has muerto, ¿no?

-Sí... Creo que sí que me he muerto, ¿puedo saber quién diablos eres tú?

-Con que un graciosillo, ¿eh? Pues bien listillo, como puedes ver soy un demonio y custodio la entrada al infierno, así eligiendo quién puede entrar y quién se larga. Sé que esperabas al bicharraco ese de tres cabezas, pero está durmiendo dentro.

-Bueno, pues mira, soy Feliciano Fernández, y si estoy obligado a entrar, estoy más que decidido a hacerlo.

-¡Oh! ¡Feliciano! No rimaré lo evidente, pero... ¡Si es el chaval de la piedra! Bueno, antes de que te precipites, te diré que tienes una manera de reencarnarte y reiniciar tu vida si así lo deseas.

-¡Perfecto! Pues ahora mismo me vendría genial, y déjame una escopeta para volver allá, la necesitaré.

-Jajajaja, cálmate, primero has de aceptar una condición. No todo el mundo que muere puede reencarnarse para hacer esta tarea, eres un caso especial así que atento si quieres volver.

En ese momento me sentí más feliz aún, que cuando me imaginé lanzándole piedras a las cabeza al calvo ese.

-¡Te escucho!

-Bien, tu tarea es sencilla, he oído que eres un antisocial de los pies a la cabeza, pues vamos a enviarte a un mundo totalmente paralelo al tuyo, de forma que no haya manera de que vayas allá durante tu tarea.

-(Feliciano gruñe por lo bajo)

-Debes ir a ese mundo, irás con una edad de 18 años, y tendrás que encontrar el amor en una persona, es decir, tendrás que hacer que alguien te ame a más no poder, y por si lo piensas, no tendrás familia, así que no podrás hacer la típica de tus padres. ¿Aceptas?

-Suena muy difícil...

-De eso se trata, es una tarea del mismísimo infierno, ¿qué esperabas?

-¿Si no lo consigo que sucede?

-No hay límite de tiempo, lo único que te lo puede impedir eres tú mismo. Cuando completes tu misión iré allí para enviarte al momento del tiempo de tu vida que tu quieras.

-Es mejor que no hacer nada..., así que, que remedio, aceptaré tu dichosa tarea.

Finalmente pensé que sería un muermo viajar a otro mundo donde nadie te conoce, ni sabes nada sobre él, pero es mejor que estar en el infierno toda la eternidad, ¿no creéis?

Hasta que la muerte me reinicie... (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora