No tenía otra opción, debía entrar ahí y disculparme o hacer que lo olviden todo. Para la segunda opción, tendría que dejarlos desmayados en el suelo como mínimo, así que me limité a entrar en el local medio acojonado.
Ogro: ¿Qué hacías en la ventana chaval?
Feliciano: Está más claro que el agua señor, su local no cumple con la normativa de limpieza, hay polvo, moho y algún ser vivo que andará por las paredes escondido (no es la mejor escusa del mundo, pero no está mal).
Ogro, a punto de golpearme con su maza: ¿Cómo te atreves?
Niña enana: Cálmate bestia.
Ogro: Mira niña, me estás hartando.
Chica: Oye, tú eres el chico de antes, ¿qué haces aquí? Te dije que no me siguieras
Feliciano: Nadie asegura que te haya seguido, y además que haces con una elfa, un ogro y una prostit...
Mujer: ¿Cómo dices?
Feliciano: Mmm...
Mujer: Uy, eso sí que no lo voy a permitir.
Ogro: ¡Aparta chaval!
Feliciano: ¿Por qué?
El ogro consigue detener a tiempo a la mujer antes de que me corte en dos con su espada.
Ogro: ¡No habrá asesinatos en mi taberna!
Mujer: Maldito ogro...
Niña enana: ¿Hola? ¿Podemos seguir negociando?
Mujer: Sí por favor, me quiero marchar cuanto antes.
En ese momento empezaron a negociar por un artilugio que parecía un bastón el cual desprendía una luz especial. Me limité a quedarme al margen del asunto, pero era muy difícil ya que era una discusión grande. La niña enana había conseguido ese bastón que es aparentemente muy valioso. La chica a la que "acompañé" aseguraba que era suyo, que se lo habían robado y la mujer trataba de conseguirlo mediante un intercambio, en el que el "juez" era el ogro.
Ogro: Sigo pensando que el bastón cuesta mucho más que lo que ofrece señora.
Mujer: Usted cállese, es la niña la que decide.
Chica: ¡Sigue siendo mío por mucho que ofrezca!
Niña enana: ¡Demuétralo!
La chica se calló en ese mismo instante.
Ogro: Si no tiene nada más que ofrecer señora, se lo venderemos a alguien que sepa apreciarlo realmente y dispuesto a pagar una cantidad considerable.
Mujer: Está bien..., si no es por las buenas -saca un arma, una espada concretamente-, será por las malas.
Ogro: Que remedio..., tendré que volver a limpiar mi local después de matarla...
Mujer: Eso ya se verá anciano.
Feliciano, que seguía en el local, sabía que se había metido en un gran lío, del cual era imposible escapar.
Niña enana: Odio a la gente asquerosa como tú, que está dispuesta a conseguir el objeto aunque haya que matar inocentes, como ese chico.
Mujer: Es lo que tiene estar en una taberna, mientras se negocia por una de las mejores armas del mundo.
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Hasta que la muerte me reinicie... (PAUSADA)
RandomA Feliciano, un chico antisocial, le han tendido una trampa por parte del director de su instituto. Él, está tan obsesionado por la media académica de su instalación que mata a aquellos que sufren discapacidades de aprendizaje o simplemente no traba...