capítulo 23

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Podría decir que Lexa siguió a Clarke, pero fue la rubia quien guio a la vaquera hasta la habitación y no fue hasta que escuchó la puerta cerrarse tras de sí cuando la vaquera rompió el silencio:

– dime la verdad– Clarke se mantuvo cerca, mirado a la mujer de ojos verdes– ¿te estás empezando a cansar de mí? ¿Por eso me has propuesto ver otro neurólogo?

Clarke arrugó la frente y pasó su mano detrás de la nuca de Lexa, mientras que con la mano izquierda jugó con uno de sus mechones castaños, la vaquera con el cabello suelto era muy sexy, bueno, tuviese como tuviese el pelo, recogido con una coleta o suelto con sus rizos rebeldes:

– ¿cómo puedes pensar algo así? – preguntó algo dolida– Lexa, al contrario, eres mi caballito de mar ¿recuerdas?

Lexa alzó la mano hasta que rozó el mentón de la rubia, terminando de posar la palma de su mano sobre su cálida mejilla:

– entonces ¿qué ocurre?

– disfrutemos de estos días ¿por qué no hablamos de eso cuando regresamos?

Aunque no esperó respuesta a la pregunta, pues se puso un poco de puntillas y besó los labios de la vaquera. En un principio fue correspondido, pero dado que la vaquera era de las que no solo da una vuelta a las cosas en la cabeza, es de las que les da miles de vueltas hasta desgastar las, puso sus manos en los brazos de Clarke y la separó un poco:

– y cuando regresamos me dirás que lo hablemos en las vacaciones de verano

Clarke cerró los ojos y maldijo en su fuero interno por haber sacado el tema aquella mañana, pero era eso o decir justo lo que lleva negando a su madre desde que llegó, pues Clarke también tenía esa sospecha, aunque quería achacar esos malestares a un desajuste hormonal provocados por las pastillas que le mandó la ginecóloga, después de todo esa posibilidad no era tan descabellada y Lexa no estaba anímicamente preparada para recibir una noticia como esa. Así pues, optó por abordar el tema de la segunda opinión médica:

– tus padres...

Comenzó a decir la rubia algo aturdida:

— ¿Mis padres? — interrumpió Lexa algo sorprendida— ¿Clarke Griffin siendo persuadida por mi madre?

— ¿Por tu madre? Ni loca— respondió Clarke con un mohín— tu padre amablemente me hizo ver que puede existir una pequeña posibilidad.

Clarke esperó que Lexa rechistase, sin embargo, se mantuvo de pie y con los brazos cruzados, con su mirada perdida, pero su expresión lo decía todo, estaba esperando a que Clarke fuese más detallista. Clarke se pasó las manos por el cabello rubio y se sentó en la cama:

— Al parecer el neurocirujano que te atendió en urgencias resultó ser un mal cirujano— La vaquera se puso tensa al escuchar esta confesión— tu madre quiso ser Macgyver y le investigo, ese doctor tiene más negligencias que pecas tiene mi cuerpo— se levantó y se acercó a Lexa que parecía entrar en un estado dubitativo— y ¿sí hay una posibilidad de que recuperes la vista?

— ¿Y si no la hay?

Preguntó la vaquera un poco cortante:

— Eso no lo sabemos

— A known evil is better than an unknown Good

— No te escudes en refranes, cuando nos conocimos no dejabas de preguntarme ¿A qué tienes miedo Clarke? — dijo la pregunta con voz burlesca— Ahora me toca preguntar ¿Qué tienes que perder por buscar una segunda opinión médica?

— El tiempo

Dijo Lexa con ironía mientras tanteaba para ir hasta la cama. El labio de Clarke tembló y con toda su sutilidad se dio media vuelta para mirar la espalda de la vaquera:

Mi diablesa siempre viste de rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora