Mi diablesa siempre viste de rojo

Capitulo 29

El viaje sintió bien, sobre todo de la manera emocional, fue como una segunda luna de miel para nuestras protagonistas y valió para que ambas aceptarán que iban a ser madres una vez más. Clarke insistió en qué quería ser atendida por la doctora Walk, no confiaba en la Dra. Gadot. Fue más fácil conseguir cita con el dr. Barnett, había trasladado su consulta en la clínica Mayo, en Minnesota, una de las clínicas mejor valoradas en el sector de neurología.

Los pequeños una vez más debían quedarse con los abuelos, en esta ocasión los abuelos de Ashbury, pues la madre de Lexa insistió en acompañarlas y por defecto también las acompañó Gustus. Así pues, ahí estaban los cuatro, en la sala de espera, el gigantesco Gustus casi ocupando dos asientos, mientras leía una revista de trenes, llevaba puesto un polo azul oscuro y unos pantalones vaqueros anchos, el pelo largo lo tenía recogido con una coleta y la barba peinada. En los asientos que había enfrente había una madre con su hijo que no dejaba de mirarlo fijamente. Gustus miró por encima de la revista, coincidiendo con la mirada curiosa del pequeño:

— cariño— comenzó a regañar la madre— mirar fijamente a la gente es de mala educación

El niño miró a su madre y dijo con fascinación:

— pero Mami, es tan grande como Rubeus Hagrid— la mujer lo miró sin entender— olvídalo

Por otro lado Clarke estaba al teléfono hablando con su madre, solo para descansar de su suegra, cada vez que miraba a Indra, le estaba quitando alguna arruga a Lexa, diciendo que estaba delgada, lamiendo un pañuelo para quitar alguna "mancha" en la cara de Lexa o simplemente moviéndose sin parar:

— es normal que Lexa y los niños sean así— dijo Clarke a su madre en modo de desahogo— es puro nervio...

Un paciente salió de la consulta seguido de una enfermera joven, en sus manos tenía la lista de espera:

— Woods-Griffin, Alexa

No había terminado de pronunciar su nombre cuando ya se habían levantado y Clarke se acercó como una exhalación, colgando el teléfono sin despedirse. La enfermera miró a todos:

— solo puede entrar un acompañante

Clarke miró a Indra, ésta no estaba dispuesta a dejar sola a su hija y por evitar a crear más tiranteces no dijo nada:

— Madre— dijo Lexa bajando un poco la cabeza e inclinandola justo donde intuía que estaba su madre— deja que Clarke entre conmigo

—pero...

Comenzó a quejarse:

— vamos mujer— dijo Gustus mientras se colocaba detrás de Indra y le agarraba de los brazos con sus grandes manos— deja que su esposa la acompañe

Indra gruñón y no rechistó más, dejando que las chicas acompañando a la enfermera, dentro estaba esperando ya el Dr. Barnett :

— Buenos días— saludó el doctor poniéndose de pie para recibir a las chicas— tomen asiento— esperó a que ambas se sentarán, para hacer lo propio— veamos

Ya había solicitado el historial de Lexa al hospital que le atendió, igualmente Clarke llevó todos los documentos que tenía en su posesión, el doctor miró ceñudo la pantalla de ordenador:

— Señora woods es un caso fascinante— dijo sorprendido— un disparo en la cabeza, que la dejó en coma y un accidente de coche— torció el gesto— el destino se ha cebado con usted, tengo que pedir que se haga una tomografía solo para su estado actual, le daré cita para dentro de un par de semanas

Clarke se sorprendió al escuchar aquello, pensaba que iba a ser mucho más rápidos:

— verás vivimos en los ángeles— agarró la mano de Lexa— no podemos estar yendo y viniendo, tenemos cuatro hijos y estoy embarazada