| M A T E O |
Repentinamente, mi música dejó de sonar. Estaba muy cómodo en mi cama, así que no me moví mientras que esperaba que la siguiente canción sonara, pero no fue así. Ya pasaba un minuto de puro silencio, y eso era extraño... Casi siempre mi padre miraba alguna película o serie en el televisor. Muy extrañamente, hoy no se oía nada. Sólo silencio.
Abrí los ojos y me encontré en una escuela. ¿A caso era la primaria? ¿Mi antiguo colegio? ¿Qué se supone que hago aquí?
Me levanté lentamente, y pude divisar a las personas que tanto me habían herido en un pasado; Mis compañeros.
Sufrí mucho bullying durante mi infancia, por ser gordo, feo, tonto, "maricon", y por sobretodo... Gay.
Recuerdo que nadie podía comprenderme, y era de entender. Todas las familias eran igual de patéticas y estúpidamente ignorantes, eso de "Niños con traje azul, niñas con vestido rosa.", "Las niñas no deben hacer cosas de niños, porque se ven feas y varoniles. Eso no es cosa de damas.", "Los niños no deben hacer cosas de niñas, eso es de marica. ¿A caso no tienes pene? ¡Tu eres un hombre!", y demás cosas ridículamente estúpidas que nos decían, y lamentablemente hoy día muchas personas siguen creyendo que son normales y correctas. Una de ellas es mi "madre".
Me dirigí hacía ese grupo de niños que tanto me insultaban, pero ellos ya me habían visto a lo lejos y sólo me gritaban infinidad de insultos que recuerdo claramente, solían decirmelo seguido...
"Marica"
"Baboso"
"Bagre"
"Cerdo"
"Cachivache"
"Capullo"
"Caraculo"
"Descerebrado"
"Donnadie"
"Huevón"
"Lameculos"
Entre otros. Los decían sin cesar, una y otra vez, un millón de veces. Me estaba enojado, no puedo creer que en el pasado, estas estupideces llegaban a herirme. Pero ahora... No.
Cuando estuve a punto de darle un puñetazo al pendejo que no dejaba de repetir la misma mierda, apareció Isaac. ¿Isaac?
- Haces eso, pedazo de marica, y te rompo la cara.
- ¿Q-qué?
- Lo que escuchaste, Baboso.
Que salga de su boca, me hizo sentir confundido. ¿Por qué Isaac sería capaz de hablarme así? Me quedo mirándolo, anonadado.
- ¿Es que a caso no piensas contestar, cara de Bagre?
No comprendo nada.
- Vamos, ¡Contestame, cerdo!
Comenzaba a sentirme mal... Regresaba esa debilidad que tuve en primaria. Me sentía insignificante, como si fuera una estúpida mosca que intenta escapar de la persona que quiere acabar con ella, aplastarla Volvía a hundirme...
- N-no.- dije con temor.
- ¿No qué? Vamos, ¿es que acaso eres sólo un estúpido e inservible cachivache? ¡Habla, Capullo!
