V - Butterflies deep inside

9 3 2
                                    


No estoy segura de cuanto tiempo estuve ahí llorando. La imagen era, sinceramente, demacrada. De hecho, no estaba segura de qué era lo que me dolía exactamente. ¿Qué me engañaran? No era una novedad. ¿Qué todos lo supieran? Ligeramente humillante, pero yo había contribuido a ello. ¿Qué me dejasen por ella? Eso no sonaba tan terrorífico, pero había un problema. Si me dejaban por ella, ya no había obligación moral para que mantuviese mis secretos bien guardados. Eso no podía pasar. Si su interés en mí se iba, claramente, todo lo que sabía de mí se iba a desperdigar como las hojas de las copas de los árboles entrado el otoño. Todas mis acciones, mis secretos descubiertos por su mente paradójica pero hábil iban a caer y ser pisadas por los más curiosos, y también por los más bizarros.

Dí un suspiro bastante largo. No podía dejar que eso pasara. Alcé la vista brevemente de mis piernas. Llevaba en posición fetal como dos horas ya, con la cabeza enterrada en las rodillas. Durante unos segundos un pequeño pensamiento se cruzó por mi menté; ¿O realmente te entristecía que Andrés no estuviera para ti cuando lo necesitaste?

Aquel pensamiento, efímero y fugaz, taladró lo más recóndito de mis ideas. Lamentablemente, era un tema al que no podía prestarle atención ahora mismo. Tenía preocupaciones más grandes, y por sobretodo, una imagen que mantener.

Cuando me puse de pie, me preocupé de que ninguna rama se hubiera enfrascado en enredarse con mi cabello. Sacudí un poco mi ropa, para que no se notara que me senté en una esquinita a sufrir, por preocupaciones que yo misma no entendía y me escabullí entre los árboles. Ya era hora del receso, así que estaba lleno de niños pequeños ese sector, y no quería que ninguna profesora de párvulos me preguntase que hacía ahí yo, quizás pensarían que soy una acosadora o algo.

Pasé lo más cuidadosa que podía entre las figuras del patio aledaño a ese. La verdad, es bueno haberme escondido en un sitio donde la mayoría que lo rondan no sobrepasa los 10 años, y, por ende, poco saben de mi existencia. Mis temores eran los mayores de 12-13, que sabían ya todo de mí, o bueno... lo que estaba en línea y se decía en boca de todos. Benditas redes sociales.

El problema era qué, inevitablemente, debía llegar a mi burbuja puberta. Esperaba, sinceramente, que nadie se percatase de mí, porque se me notaban los ojos hinchados como a mi profesora de química, y si no fuera por mi maquillaje resistente al agua, posiblemente estaría imitando la escena de alguna película romántica donde la protagonista tiene el rímel corrido. Para mi fortuna, y el desconocimiento de Hollywood, el maquillaje resistente no me hará sufrir ese percance. Pero como era de esperarse, mi presencia apenas subí la escalera se hizo notar.

Las miradas se volteaban, disimuladamente hacia mí. ¿o no? Quizás ya estaba imaginando cosas... no, estaba segura de que me estaban mirando a mí. En la esquina derecha de hecho, noté a otra dupla del mal que cuchicheaba, posiblemente de mí, y cuando digo a lo mejor es un seguramente.

Lo aseguro porque sé que me odian. El año pasado una de esas chicas, la delgadita y pálida, estaba coladisima por uno de los amigos de mi novio. Ana era la típica chica rara del instituto, pero que de una u otra forma, causaba curiosidad en algunos. Para mí era un bicho raro más. En algún minuto, se filtraron incluso fotos indecorosas de ella, yo no las ví, porque me parece una falta de respeto para cualquier que se filtren ese tipo de cosas, pero mis amigas hicieron un festín de risas a causa de esto. Bueno, el asunto es que, nadie la comprendía bien, faltaba mucho a clases y su única amiga era la otra chica que hablaba en ese instante de ella, Val (ya hablaré de ella en poco). Fue una sorpresa para todos, cuando un día aparecieron las fotos del paquete del amigo de mi novio colgadas en todos lados, además de burlas a su aspecto y el aspecto de su novia, que, en ese tiempo, era mi amiga.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 13, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ni tan perra, ni tan enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora