Capítulo VII: apuesto mil doscientos cuarenta y cinco

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– Hola– dijo Macarena, que fué la primera en llegar– Los otros boludos están acá a dos cuadras jaja
– ¿Que carajo están haciendo?– dije
– Boludeando y creo que fueron a buscar algo, no sé
– Ah ok... Pasá– dije mientras cerraba la puerta tras ella– Y... ¿Querés tomar algo o comer?
– Tranquila, ya sé encargaron
– ¿Qué? ¿Quiénes?
Alguien tocó la puerta y abrí
– ¿Cómo andá la muchachada?– dijo Fran apenas abrí la puerta
– Eehhh ¿Cómo va casasola?– dijo Mica que estaba atrás de él
– Che forros, me dejaron con todas las bolsas acá, la puta que los parió– dijo Nicolás, que venía con bolsas de supermercado
– ¿Qué pasó capo?– dije– ¿No te dió tiempo de llegar a lo de tu vieja y viniste acá con los mandados? Jaja
– ¿Qué hay ahí adentro?– le preguntó Maca a Fran
– Hay morfi, obvio
– Si boludo, ¿Pero que hay?
– Hay papás, chotos, doritos y 5 cocas de medio litro
– No hacía falta chicos– dije
– Ya fué Angie– dijo Nico– Pintó y lo trajimos

Después de entrar las bolsas, estuvimos un rato hablando y comiendo un poco...
– Eu chicas– dije– ¿Trajeron las puntas?
– Obvio

Fué tan solo mirarnos para saber lo que estábamos pensando. Casi al instante, nos pusimos las puntas y empezamos a practicar.

– Ufff... Al fin– dijo Maca
– Es más complicado de lo que parece– dijo Mica
– Si, vamos a la "barra"– dije

La "barra" era un fierro que había improvisado para practicar, estaba escondido en mi habitación pero lo pusimos en el living, que era más grande y había más espacio para entrenar.

– A ver eso...– dijeron los chicos
– Ok...– dije– A las tres, nos ponemos en puntas. Uno... Dos... Tres!

Nos pusimos las tres en puntas y...

– Ahh!! La puta madre que me parió– gritó Mica mientras se agarraba los pies
– La concha de tu madre All Boys– dijo Maca mientras se agachaba a "descansar"
Ni los chicos ni yo entendíamos que pasaba.
– ¿¡Qué les pasa!?– les grité preocupada
– Boluda– respondió Maca con doficultad– te juro que esto es lo peor que me pasó

A todo esto, yo seguía en puntas lo cual sorprendió a Mica y Maca.

– ¿Cómo hacés Angie?– preguntó Fran
– No me duele y... Me puedo mantener bien
– ¿¡ENSERIO!?– exclamó Mica– ¿Qué tenés pies de hierro?
– A ver... Vamos a hacer esto– dijo Nico con una sonrisa picarona– Apostemos a ver cuánto tiempo aguanta Angie en las puntas. Yo, apuesto cien pesos a qué no aguanta más de cinco minutos

Yo me quedé sorprendida

– Yo apuesto cincuenta a qué aguanta 15 minutos– dijo Maca
– Yo apuesto setenta pesos entre los cinco y diez minutos– apostó Mica
– Yo no tengo un mango pero apuesto estos doritos a los veinte minutos– dijo Fran
– ¿Ah si?– dije en tono desafiante– Yo apuesto mil doscientos cuarenta y cinco con diez centavos, efectivo, a que llego a los cuarenta minutos
– Naaa que hija de puta jaja– dijo Fran sorprendido por el número de mi apuesta
– Muy bien...– dijo Nico– te quiero ver Angie ehh

Todos pusimos nuestra apuesta sobre la mesa, Fran sacó su celular para poner el cronometro.
– ¿Lista?– me preguntó Fran
– Siempre
– Ok... Tres... Dos... Uno... Arrancamos...

Giros, saltos y puntas: Un sueño imposible (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora