❄️18❄️

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Cuando desperté sobre la cama de Vegetta, sentí una enorme necesidad de hidratarme. Primero tendí nuevamente la cama, me puse mis zapatos y bajé a la cocina, ahí estaba él.

"Buenos días, Vegetta." Un tono apenado se vio reflejado en mis palabras, sabía que él se quedó en el sofá hasta la mañana.

"Buenos días, Nieves. ¿Cómo dormiste?, Lobo Nocturno me dijo que no te sentías bien..." Se alejó de la estufa y pude verlo mejor, traía un mandil de color blanco con un corazón en el centro. "Cuando te trajo estabas llorando... ¿quieres hablar al respecto?"

"¿Estarías dispuesto a escucharme?"

"Fui uno de los responsables de que te quedaras sin rostro cuando eras un muñeco... es lo menos que podría hacer. ¿Cómo te gustan los huevos?, ¿Revueltos o estrellados?"

"Revueltos... ¿Puedo ayudarte con algo?" Me acerqué a él para aspirar el olor que emanaba la sartén, ¿Cómo unos huevos podían oler tan bien?

"Prepara una malteada si gustas, en el refrigerador encontrarás de todo" Volteó el desayuno con un rápido movimiento de muñeca y yo comencé a preparar la bebida.

En el instante en que nos sentamos en la barra para desayunar inició una charla bastante agradable, de esas que sólo tenía contigo. ¿Hace cuánto te habías ido? Ni siquiera había pasado un mes, pero se sentía como toda una eternidad. ¿Acaso los Dioses sólo me habían hecho renacer para verte ir y ya no volver jamás?

Empiezo a creer que si.

Vegetta insistió en que me quedara en su casa ese día, me enseñó su pequeña biblioteca y también me dejó agarrar un par de libros para pasar el rato. Cerca de las 3 de la tarde me puse a ver como entrenaba en su patio con la espada.

Salí para poder ver mejor, cuando él se percató de ello se detuvo y me miró a los ojos.

“Rubius, si no mal recuerdo, dijo que estabas mamadisima... ¿Será sierto?”

“Quizas tan verdadero como lobo nocturno.”

“ ¿Por qué no probamos?” Me apuntó con su espada, podía sentir aquel tipo juguetón y cómico que me transmitía claramente en su sonrisa. Tomé un poco de tierra del suelo artificial y comencé a hacerla bolita.

“ Me parece bien, ¿Listo?” Estaba dispuesto a lanzarle la tierra ya compactada cuando sonó el celular de Vegetta. Contestó y con el pasar de los segundos su rostro se volvió cada vez más de miedo.

“ Vamos para allá” Colgó y corrió hacia la puerta. “Nieves, tu casa nuevamente está quemándose. ¡Anda!”

Corrí detrás de él saliendo por la puerta de su muralla, iríamos a toda prisa. Entré más nos acercamos más notaba el enorme montón de humo que se mezclaba con las nubes. Cuando llegamos, en la escena podíamos notar a Fargan, vestido de policía tratando de apagar el fuego con cubos de agua y a Alex sacando de la casa a Coringa inconsciente.

“ ¡Mis niños!, ¡Juan Carlos sigue dentro!” Vegetta me tomó de los hombros, impidiendo que pudiera correr a verlos y tratar de asegurarme que estuvieran bien.

“ No puedes ir ahí, la última vez no saliste... Deja que Alex se encargue.” Traté de alejarme de él, pero logró agarrarme de los brazos impidiendo que me moviera.

Poco a poco el sitio comenzó a llenarse de tus restantes compañeros y algunos habitantes. El incendio se apagó dejando la casa casi al borde del colapso. Cuando finalmente Vegetta me soltó corrí hacia Alex con la esperanza de encontrar a nuestros niños vivos.

Coringa murió de un fuerte golpe en la cabeza, además de la intoxicación por el humo, Juan Carlos murió calcinado.

Ellos eran lo único que me quedaba de ti, ellos me apoyaron cuando tú te fuiste, ellos limpiaron mis lágrimas y me cuidaron cuando tú no estuviste.

Ellos finalmente estaban muertos.

Volví a desmoronarme está vez abrazada al difunto canino, cuando tus compañeros quisieron ayudarme mi llanto paró, me dejé caer a suelo y me ahogué en la tristeza.

Practicamente ya no me quedaba nada, ya no tenía razones para seguir respirando.

★★★★★.

Un capítulo bien kk.

¿Cómo está, personita?

Cada vez está más cerca el final, ya por fin acabará esta miseria.

Buena noche.

❄️N I E V E S❄️. 2da Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora