El cielo se oscureció de repente, de un espiral brillante con destellos, muy parecido a un pequeño agujero negro, salió un ser que nunca antes había visto. El joven se quedó maravillado ante el disturbio que sucedió en el cielo. Pero volvió en sí cuando un individuo descendió violentamente contra el terreno. Se asustó, corrió rápidamente hacia el ser. Éste se movió de forma lenta volteándose a ver al que se acercaba. Sus ropas estaban sucias, llenas de polvo y astillas.
-No me lastime, señor- Estiró su mano derecha, como si quisiera disimular un inútil escudo hacia el frente. El Kaio se detuvo al ver la reacción defensiva del contrario.
-Tranquilo- usó su voz natural, o sea, la más dulce-. No te haré nada- el extranjero aún se mantenía a la defensiva, en el suelo, temblando-. Déjame ayudarte. ¿sí? Por favor.
Con sus manos, tocó la derecha del individuo, en respuesta el extraño abrió los ojos con genuina con sorpresa. Al ver más detalladamente descubrió la mano rasgada y lastimada, como si hace un segundo hubiera terminado una batalla. Lo levantó con cuidado para no
lastimarlo más de lo que estaba.El extranjero no lo miraba, desviaba su cabeza. El Kaio divisaba su cabellera negra despeinada y gotas de sangre descendiendo de su cabeza.
-Necesito verte. No podré ayudarte si no sé qué tienes- Dirigió una de sus manos hacia la desconocida mejilla y lo dirigió hacia él- ¿Qué te pasó? Estás muy lastimado.
-Yo... yo esta... estaba...- No pronunciaba bien sus palabras, su boca no las articulaba.
-Descuida, ven- Nunca soltó su mano del individuo. Quería dirigirlo al templo. Mas soltó su mano rápidamente del Kaio.
-No es necesario, estaré bien, no quiero molestarlo.
-Si es necesario, esas heridas son graves, mortales.-
-Entonces ya no tengo salvación, moriré en unos minutos- con tono de resignación,
acompañó aquellas palabras con un cierre de puños.
-Puedo curarte, claro, si me lo pides, lo haré.--¿En serio puede hacer eso?-
-Sí. Tengo el don de hacerlo.-
-Pues... ¿Por favor?- Con esas simples palabras pudo entenderlo todo. Colocó sus manos en frente de él extraño y, con velocidad moderada, la piel era limpiada, las heridas desaparecían, el cabello se arreglaba y la ropa sin marca alguna.
-Infinitas gracias. Sí no se molesta ¿Me permite saber quién es usted?
-Soy un Kaio-Sama de este universo
-¿Kaio-Sama? Creí que eso solo era una leyenda-.
-Pues ya viste que no, jaja..
-¡AAHH! ¿¡Usted es uno de eso seres que poseen poderes increíbles!?
-Yo diría que sí, pero nuestra función no es pelear, sino crear vida en los planetas.- Al escuchar aquella declaración se arrodilló con la cara al suelo.
-¿Pero por qué me ayudó si usted es uno de los dioses más importantes? Si yo soy solo... un...-Eres alguien importante como yo, como todos, que necesitó ayuda. Solo hice lo que cualquiera hubiera hecho.
-De todas formas, no sabría cómo pagarle.
-Con un "gracias", basta y sobra.
-¡Gracias!
Las agradables lisonjas de su acompañante lo motivaban, mas no lo hacían olvidar su actual estado de ánimo, aunque eso era lo último que quería. Olvidar.
En otro lugar...
-¿Le parece, señor?
-Sí, él es bueno.
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Ilusión.
RomansaTOMO 3 La basura de uno es el tesoro de otro. Ilusión, una palabra con dos significados